lunes, 20 de diciembre de 2010

Ex-día del escepticismo

Llego por los pelos, aunque para cuando termine de escribir esto ya se me habrá pasado la fecha. Dado que he logrado engañar a mi jefe para que mañana me lleve al trabajo, voy a emplear estos pocos minutos que le he logrado robar al día para escribir algo sobre el escepticismo. Parece que hoy es el día mundial, o no sé qué mierdas, y hasta hay un eclipse lunar que no voy a ver, entre otras cosas porque llueve y no veo un carajo y porque además creo que sólo lo van a ver en el otro lado del mundo.

Fui víctima del sistema educativo. Supongo que como todos. Una educación reglada diseñada para disuadir a los niños y cargada de contenidos inútiles, perfecta para formar idiotas productivos. Por aquél entonces, al menos, más tirando a oficinistas que a triunfitos, eso sí.

Puede sonar a estupidez paranoide, pero eventualmente podéis comprobar vosotros mismos cómo un adulto contestará a un niño demasiado curioso que hace demasiadas preguntas. Preguntas que estamos diseñados para considerar absurdas, y que van desde el por qué el cielo es azul a por qué el agua apaga el fuego. Dudo que más de un 20% de la población adulta (siendo muy generoso y por no tirar de google) sean si quiera capaces de contestar estas cosas tan "absurdas".

Con el tiempo damos las cosas por sentadas y ya está. Siempre nos quedará el fútbol los domingos con papá.

Veréis, un científico no es un erudito, o un señor con bata y gafas muy listo. Un científico es alguien consciente de su desconocimiento y cuya curiosidad le empuja a saber más. Durante cien mil años es lo que nos ha hecho lo que somos, y lo que convierte, a día de hoy, a los niños en los únicos científicos realmente vocacionales (y no por ello menos insoportables).

No soy el primero ni el último que, años después de salir del colegio, han encontrado pasión por saber sobre materias que en los días de clase eran un auténtico coñazo aburrido e insoportable. Y espero que me dure, porque pensar, razonar y aprender es lo mejor que me ha pasado en la vida. No me atreveré a decir que hasta el punto de ser feliz, si no más bien al contrario. Pero, qué cojones, la felicidad es para los idiotas conformistas, oficinistas y triunfitos.

El conocimiento que hemos acumulado a lo largo de nuestra estancia en el universo (si la vida del cosmos fuese de un año, el ser humano representaría los últimos segundos de un 31 de Diciembre) es imposible de asimilar sino en cientos de vidas dedicadas de pleno al estudio, y aún así, con cada respuesta que encontramos aparecen cien nuevas y misteriosas preguntas.

Quizá la mente y el cuerpo humanos os puedan parecer la polla en verso. A su manera lo son, pero en una escala que, absolutamente sin humildad ninguna, hemos determinado en llamar "mediana". Nuestros ojos, exponente máximo de los argumentos de aquellos que defienden el diseño inteligente, tienen infinidad de ángulos muertos, sólo reaccionan ante una fracción mínima del espectro electromagnético, y además han de estar uno al lado del otro para darnos sentido de la profundidad y poder así manufacturar hachas de sílex -y arrojarlas con más o menos fortuna-.

La materia nos parece sólida cuando en realidad está prácticamente vacía, debido a que en nuestro desarrollo nos interesa más ver una piedra en el camino tal y como la vemos cuando nos persigue un depredador, a verla como un microcosmos nuclear atómico.

Si tan la polla os creéis, vais a flipar cuando os diga que hay un animal sin brazos ni piernas, que muda su piel y la deja como cebo, que caza usando el espectro infrarrojo buscando el calor de sus víctimas, que inyecta y escupe veneno, y que puede abrir su boca y tragarse una presa de hasta cinco veces el tamaño de su cabeza de un sólo bocado.

Afortunadamente hemos desarrollado herramientas para defendernos de semejantes depredadores. Herramientas que, una vez sometidos esos depredadores, hemos podido emplear para mejorar nuestros maltrechos sentidos. Durante toda nuestra existencia, cuando hemos mirado a las estrellas, hemos visto un espacio vacío y negro. Pero ahora las herramientas nos han hecho descubrir que más allá de nuestro espectro visible, útil para ver un fruto maduro entre el follaje, existen el espectro de radio, microondas, infrarrojo, ultravioleta, rayos x, y rayos gamma. La nueva imágen que tenemos de ese espacio con unos cuantos puntitos blancos es en realidad algo más parecido a esto:



Por el contrario, en el campo de lo pequeño los últimos cien años han sido de infarto. A día de hoy es imposible decir si todo lo que existe y nos rodea se puede explicar mediante una sóla ecuación, o si por el contrario estamos condenados a pelar una cebolla infinita capa por capa.

Hemos visto la placenta del universo, hemos experimentado la gravedad sometiendo a la misma luz, hemos profetizado sobre el fatídico destino de la materia pasando por el inevitable equilibrio de la entropía, o la velocidad a la que la materia oscura hará que todo se mueva hasta sobrepasar la constante de la luz, donde (o cuándo) ningún cuanto atómico puede existir. Conocemos las cifras y combinaciones genéticas que nos dictan lo increíblemente afortunados que somos por existir, y del mismo modo pensar en todas aquellas combinaciones posibles que jamás pasaron ni pasarán por aquí -como para luego pretender que te toque una primitiva-.

Y por el otro lado tenemos... Bueno, tenemos a los de siempre. Pero hoy paso de ellos.

Concluiría esto con más prosa y más hincapié en lo importante que es el razonamiento y la búsqueda de la verdad en nuestras vidas, pero se me hace tarde y tengo sueño.

Feliz ex-día del escepticismo a todos.

6 comentarios:

pseudosocióloga dijo...

A mi sigue pareciéndome mucho más transustancial dedicarme a estudiar el género humano y sus obsesiones.

lokkie dijo...

-Mamá, por qué papa no tiene pelo encima de la cabeza?
-Porque de pequeño comió muchos huevos fritos y se le cayó.

Así como pa preguntarles nada a los padres,la verdad.

Anónimo dijo...

Mas que víctima, eres un superviviente del sistema educativo. Enhorabuena.

Cigi

Amanita Phaloides dijo...

Si comes de todo y bebes alcohol, eres el Ser Perfecto.

Y pueblas mis insomnios...

El guardian del Faro dijo...

Pues ya me siento mucho mejor, que andaba yo cabreándome, cuando en realidad soy insignificante. ;D
Si es que...lo pones todo en su contexto y te quedas en ná.

Somófrates dijo...

¡Terminé las putas clases!Perdonad que haya tenido esto tan desatendido...

Agradezco los comentarios, sobre todo el de mi querida Amanita (bebo siempre con moderación, y comer le como a usted todo lo que me deje hasta que no haga falta ni fregar el plato).