martes, 19 de enero de 2010

Banderita tu eres... Ninguna buena obra queda sin castigo.

Entre finales de los 60 y mediados de los 70, la comunidad artística de Nueva York cogió unas areas abandonadas de la ciudad y las transformó de arriba a abajo. No fue una cosa deliberada, sino más bien un goteo de alquileres y compras de locales industriales abandonados para primero usarlos como estudios y talleres, más tarde transformarlos en viviendas. Seguro que habeis visto en series o películas esas casazas diafanas y de techos altisimos, con ventanas enormes en las que vive el pijerio bohemio neoyorkino.


Lo que no se ve es el frio y la miseria que suponía habitar esos sitios al principio. Y la inseguridad. Y las ordenes de desalojo por uso indebido de locales industriales. La gente no se iba a vivir ahí por glamour, sino porque si eras un artista joven que queria hacer lienzos de cinco metros de largo con titulos como "Alegoria Naranja nº7" no te quedaba otra. No era una "apuesta de futuro", era vivir con lo puesto. Ni siquiera se trataba de barrios, eran zonas a salto de mata. Los huecos del mapa.

-"¿Donde Vives?"
-"¿Sabes esa zona de almacenes mas abajo de Canal Street? Pues ahi, Triangle Below Canal Street, Tribeca."

Vease tambien South and North of Houston, SoHo y NoHo.


O ya puestos,
Dowisetrepla

En Madrid se vivio algo parecido a finales de los ochenta con Chueca. La zona se habia convertido en el sumidero donde la policia descargaba a los yonkis de los que no querian saber nada en otras partes, los alquileres estaban por los suelos y nadie quieria irse a vivir ahi. La limpieza del barrio no fue algo reglado, fue un proceso organico en el que unos particulares se tragaron años de inseguridad e incomodidades y gracias a ellos ahora la zona no solo esta limpia sino viva. Y asi se hacen las ciudades. Si no sale bien, ni te enteras. Pero si de ahi sale algo bueno, preparate, porque seguro que alguien ha tomado nota.

En plena ola yuppie de los ochenta, este proceso de gentrificación llamó la atención de la gente con dinero. No porque necesitaran un sitio donde vivir, sino porque el peludo al que le compraban cuadros acababa de vender el loft donde entro a vivir hacia diez años y se habia sacado un beneficio jugoso. Y si algo sabe la gente con dinero es reconocer como se hace ese dinero. Y hacerlo mejor que tu y que yo.

Donde por "mejor" se entiende "mas lucrativo", claro está. Porque en terminos esfuerzo-rendimiento, el pintor peludo que vende su loft ha salido bien parado, pero si ya tienes un ático en Park Avenue (o eres directamente una firma inversora) no te vas a pasar diez años sentado en un cochambroso almacen de carne esperando que se revalorice. Vas a hacerlo a lo grande. Vas a comprar edificios enteros y a fianciar un par de galerias de arte o un museo. Y si hay gente ya se iran... solo hay que subir el alquiler. De repente la gentrificación dejo de ser un proceso positivo que levantaba la ciudad y paso a ser un monopoly. Cuentan que a principios de los ochenta, los habitantes de cierta zona de manhattan, acojonados porque los inversores se fijaran en su coqueta pero modesta zona, acuñaron el acronimo DUMBO;
Down Under the Manhattan Bridge Overpass pensando que nadie pondria su dinero en un sitio con un nombre tan ridiculo. Se equivocaron.

Los mas avispados (o madrileños) sabreis por donde voy ¿no? Triball

No, estos no... con otra L


O Triangulo de Ballesta.

La calle Ballesta y aledaños es, en mi memoria, la calle de putas por antonomasia. Borrad la imagen de Julia Roberts con peluca rubia de vuestra cabeza; hablamos de prostitución de las de cincuentonas enfundadas en lycra tensa, raices negrotas y gafas de culo de vaso. Wiskerias donde la ruina que se ve fuera se adivina dentro. Un asco, de verdad. Me gustan las calles "con color" pero la zona siempre ha pasado de castaño oscuro. Así que la primera reacción de casi todos los madrileños al oir que se va a lavar la cara a la zona de una vez por todas es, claro, positiva. Pero si te sabes todo lo anterior, escama...

Porque si unos inversores decidiesen meter dinero para poco a poco ir comprando, reformando y alquilando locales e inmuebles de la zona uno diria "Ole sus huevos" y les desearia lo mejor. Pero no es así. De serlo, los actuales propietarios de la zona tendrian armas para resistirse a su desplazamiento o al menos sacarle beneficio tambien. Y aqui no las tienen porque los inversores tienen un primo de zumosol, el Excelentisimo Ayuntamiento. ¿Os acordais de las peliculas de gansters en las que unos señores malencarados se acercaban a un pequeño comercio y "recomendaban" al dueño que vendiera el negocio al precio que se le ofrecía?
Señora, Don Gallardoni va a hacerle una oferta que no podra rechazar...

Cambiad a los gansters por visitas casi semanales de inspectores municipales de sanidad, trabajo, tecnicos de ITE y similares y os hareis una idea. Solo que, claro está, como se trata de negocios feos, pues esta bién ¿no? No. Serán negocios feos pero son negocios legales. Si no lo fueran podrian cerrarlos pero como lo son, se les somete a acoso. Gallardón es un declarado admirador de Rudolph Giuliani, el alcalde de Nueva York que limpió Manhattan de sex shops y streeptease, pero Giuliani tuvo al menos la decencia de sacar adelante una ordenanza municipal que le permitiese prohibir tales locales en la ciudad pese a ser legales. Gallardon se salta ese paso.
Pues no, Don Ramiro, el frances no nos dejan hacerselo ya, pero si venderle cafe a seis euros el vaso.

Todo al servicio de una empresa privada.

A mi no me mireis, que los cerdos somos bellisimas personas

Pero son negocios feos. Solo que en los folletos que la empresa distribuye se aclara a los futuros cool-onizadores del barrio que otros negocios como los locutorios o las tiendas de ultramarinos "en manos de orientales o latinoamericanos" tambien desapareceran. Porque tambien son feos, imagino. Y a mi eso me mosquea.

Me molesta que con mis impuestos se pague una campaña de acoso. Me molesta que se ponga en manos privadas elegir lo que queremos y lo que no en el centro de mi ciudad. Me molesta porque lo que se percibe como un problema ni se afronta ni se legisla, solo se barre para cualquier otro lado.

Y porque mañana lo mismo me dicen que el feo soy yo.