Ocho años tardaron en darle a Einstein el premio Nobel. Ocho años tardaron los más eminentes en comprender su estudio sobre la luz y la electricidad. Eintein arrancaba los electrones del metal mediante la frecuencia de la luz; algo que ya había planteado en su momento el señor Hertz. Por supuesto, a día de hoy si salimos a la calle y le preguntamos al primero que pase por el premio de Einstein nos dirá erroneamente aquello de "la teoría de la relatividad". Aún hoy los expertos siguen divagando acerca de las teorías del señor Einstein. Y es que cada cierto tiempo el mundo tiene la suerte de contar con una mente casi mutante, de una genialidad inexplicable; un accidente genético al que los comunes mortales no podemos ni compararnos, y que ni si quiera con tiempo y esfuerzo a veces somos capaces de comprender. Si prescindieramos de esos cerebros, si descartamos esos latigazos de genial pensamiento a lo largo de nuestra historia, si jugamos a imaginar un mundo y una civilización desarrollados por coeficientes medios, a uno no le apetece ni salir de la cama por las mañanas.
Si ya de por sí me da pereza la idea de tener que bregar con el resto de la humanidad por hacerme un hueco en este mundo gris, no os quiero ni contar lo que me supone ponerme a hablar de política con nadie, máxime cuando en estos últimos años casi se está convirtiendo en algo comparable a hablar de religión en el siglo dieciocho. Me duele. Es agotador. Hablar directamente de religión ya es imposible. La actividad neuronal de algunos cerebros en este aspecto es, simplemente, comparable a la del pladur.
Todo se reduce a herencia cultural y educación. Conceptos difusos que hay que amarrar a algún axioma para evitar que naufraguen. Y hay que amarrarlos porque hay quien tiene pánico a tener que vivir sin ellos. Axiomas, repito.
¿Y a qué viene toda esta mierda? Pues a que ya se me han inflado los cojones. Estoy harto de inmundicia intelectual a todas horas y en todos los medios. Estoy frito de banderas, de lenguajes y de tribunales. Estoy cansado de ver cómo la gente se reboza en su propia mediocridad para después excretarla y hacer un concurso de pañales.
Normal es que en este mundo de gilipollas haya algunos hijos de la grandísima puta que se lleven el gato al agua y además se meen en la masa ignorante que les eleva a las difusas cumbres de la buena vida. Uno se los imagina poderosos, manipuladores, sagaces. Pero de costas a litorales en los últimos días está quedando demostrado que nos desangramos por verdaderos tarugos de pan duro, subnormales incapaces aplaudidos por el esmegma social que les jalea y les justifica. Lo mismo daría apalancarlos en un bidé y alimentarles con una sonda. No dan para más.
Y no, no voy a dar mi opinión sobre la opinión de la borbona. Sólo voy a decir que la energía radiante se mide en múltiplos enteros de un cuanto, cuya magnitud es proporcional a la frecuencia de la radiación. Y nadie del Opus Dei ha escrito nunca jamás sobre este hecho...
9 comentarios:
¡Olé, olé y olé!
Somófrates (nuestro Somófrates de toda la vida) diciendo que no quiere hablar de política?
Esto tiene que ser una señal del fin del mundo...
Está claro que es usted de izquierdas...
Está claro que es usted un lince...
No es preciso ser un lince para ver el lobo bajo el disfraz de equilibrada objetividad. Una lástima, durante unas líneas estuvo usted a punto de engañarme.
Así somos la gente de izquierdas, arteros tendenciosos intentanto confundir al hombre recto subrepticiamente con libelos y huesos de dinosaurio.
En cualquier caso, para cagarse en la corona con objetividad ya tiene usted el blog de Federico Jiménez Losantos por ahí. Busque en google.
Al fin y al cabo, aquí tampoco cobramos entrada a nadie.
Ya lo decía en otro blog, este tema me toca tanto la molleta que intento no dedicar tiempo en pensar en él, pero es que es importante que se tome conciencia de que esta piara gana 9 millones de euros al año (y cada año con su subida correspondiente).
Su único trabajo es ser diplomáticos y les cuesta muy mucho a los pobrecitos. El Juanca cuando no está de putas está mandando a callar a jefes de estado, la otra doña se dedica a tomar cafés con alimañanas del Opus Dei y a criticar a los gays. Y luego cuando publican la entrevista se "sorprende" de que hayan "tergiversado" sus palabras (cuando todos sabemos que antes de publicarse algo relacionado con ellos, la casa real lo mira todo con lupa).
También tenemos a nuestra querida border-line, amada infanta, que la han metido a "currar" en Mapfre cobrando 200.000 euros mensuales.
Y la Leti (léase arribista) se dilapida los millones en su cuerpo serrano en plena crisis mundial. (¿Por qué coño no se casó con la Sanum, que ya venía guapísima de serie?)
Y encima no podemos quemar banderas? no me jodas, de lo que me dan ganas es de quemarme yo a lo bonzo.
Bueno, Somo, es que la gente del opus ya tiene bastante con escribir la tetragesimonovena biografía del puñetero monseñor, además de la historia que cada desgraciado que la diñe de cáncer o algo parecido siendo del opus. Que por morirse como cualquiera empiezan las beatificaciones y canonizaciones más rápidas de la historia de la religión católica...
Escribir de ciencia seguro que es mucho menos lucrativo que acumular santos con la camiseta del equipo en tiempo record... que así se convierte uno en vendedor de bonos para el cielo. Tontarrón.
No no y no, Señor Somófrates, no ha entendido usted nada. Cuando alguien de derechas critica a la monarquía, eso está BIEN. Cuando lo hacde uno de izquierdas, eso está MAL. Lo mismo que con Marianico, ¿ok?
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