¡¡Alegrias!!

A veces ocurre – muy pocas – que tu entorno te sorprende y te da una pequeña alegría, en forma de algo que ni te habías planteado que pudiese ocurrir, bien por desconocimiento, bien por las circunstancias del momento.

Os lo paso a explicar un poco mejor:

Yo trabajo en una empresa moderna, de esas que planean una estrategia basándose en la masturbación (o al revés, no lo tengo muy claro).

Es una empresa que se dedica a hacer programas informáticos para otras empresas, según la demanda del cliente (la empresa que nos contrata), lo que se conoce habitualmente como una empresa de servicios.

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Otra empresa de servicios :).

Es curioso, pero esta imagen, y la imagen mental de mi empresa son perturbadoramente parecidas.

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Resumiendo que es gerundio (y no pluscuamperfecto, porque si no seria “resumía” y no tendría sentido ninguno la frase):

Mi empresa cobra mucho, paga poco y encima nos cree gilipollas y nos pasa por los morros todo lo que nos da, y una de esas cosas es la cesta.

La cesta de navidad de mi empresa, es como si de un charco de barro saltase un hermoso y resplandeciente delfín, en grácil parábola y elegante vuelo. Es una cesta que, calculando aquí con la gente del proyecto (propios y externos), hemos deducido que debe costar entre 500 y 1000 leuros (más hacia los 1000 que hacia los 500).

¿¿Comprendéis ahora la totalmente-cursi-pero-cierta metáfora del delfín??

Es una cesta que te da para lucirte con embutidos, quesos, y bebidas durante todas las navidades, como ejemplo tenemos la botella de chivas reserva 12 años, ahí es nada, y yo que soy de buen comer (si cambiais “buen” por “mucho” la frase también vale) lo agradezco enormemente, porque encima esta todo rico rico.

Peeeeeero, como os he dicho, mi empresa trabaja para otras, que suelen ser mucho mas benévolas con sus empleados que la mía, es decir, trabajamos en proyectos (ya os explicare el funcionamiento general en un futuro post).

En el proyecto en el que estoy ahora, es un proyecto tranquilo, relajado, de ambiente distendido, con gente muy maja y muy capaz... de lo mejor y de lo peor (ya os explicare esto también), en el que el cliente es un banco de los tochos tochos... pero tochos, de esos que mirando los beneficios piensas antes en la distancia en pasos de la tierra a plutón antes que en una cifra.

Eso si, hoy, se han desmarcado con chan chan chaaaaaan (musiquita de misterio):

¡¡¡¡UNA SEGUNDA CESTA DE NAVIDAD!!!!

Es una cesta CASI comparable a la de mi empresa, con bebidas, turronacos, embutidos, quesos, aceites, polvorones, espárragos, jamón, ... acojonante, vamos.

Esto ha sido una gran sorpresa incluso para los (ex) empleados del banco del departamento informático (los que ahora son nuestros clientes), porque hace un año que les “cambiaron” (echaron) del banco para meterles en otra empresa de servicios, y pensábamos que este año no se iban a llevar ni los sobres de sus cartas.
Jo... que ilusión me ha hecho, con esto tengo a mi familia alimentada durante semanas... eso si, ahora mi despensa parece una orgia gay, toda llena de enormes trozos de carne.

¿No pensaríais que os iba a poner una afoto de una orgía gay, no?

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Actualización según escribo (vamos, que no es una actualización propiamente dicha):

También nos han regalado una agenda tela de chula, y ha llegado una chica nueva que, según nos ha comentado, se ha llevado:

.- Agendita.
.- Cesta de mi empresa.
.- Cesta del cliente.
.- ¡¡¡CESTA DE SU ANTIGUA EMPRESA!!! (3 , si tres, three, troise cestacas)
Y con esas llevamos toda la mañana frotándole la lotería por la espalda mientras intenta trabajar.