domingo, 20 de julio de 2008

Cinco Bodas y un Funeral: Las Cocretas del Mal.



Como Científico Maligno y Caballero que soy les debo una explicación, y esa explicación… se la voy a dar.

Llevo mucho tiempo sin escribir, es cierto. No se debe a la orden de alejamiento que me impedía acercarme a cualquier computadora con acceso a interné (internnnnné…) hasta el 2034. El hecho luctuoso que me ha mantenido fuera de juego durante estos meses es el haber cambiado de trabajo. He dejado los televisores LCD orientales (o asiáticos, como ellos prefieren ser llamados) y he vuelto a los videojuegos. He dejado de palparme las gónadas a dos manos junto con J. y he regresado a las jornadas intensivas-extensivas de horas extras dadas por supuestas y no remuneradas (hoy dos horitas, mañana tres y media…). Amigos, tomen mi palabra There’s no business like game business”.

Como pueden imaginar me quedaba poco tiempo libre para hacer El Mal o una serie de ciencia ficción española (¿Conjunción? ¿Disyunción?). La situación se vio empeorada esta primavera por el chaparrón de bodas que se cernió sobre mi cabeza. Amigos y conocidos se vieron afectados por una fiebre nupcial incomprensible para mi, que he luchado tanto por mantenerme alejado de determinadas instituciones: penitenciarias, psiquiátricas, las Fuerzas Armadas, valga la redundancia…
En cualquier caso y para evitar un descalabro económico mayor que contratar una hipoteca con el tipo variable, mi Media Chirimoya y yo decidimos repartirnos algunos de los eventos y acudir a otros en común. He aquí 5 ejemplos:
· Boda 1: Boda de alto copete en el Ritz. No se permite la entrada con bata de laboratorio. Va ella.
· Boda 2: Boda incestuosa y con pena máxima. Aplazada hasta que el cachorro casi pueda llevar arras.
No se hagan cruces, amigos. No me digan que nunca han oído de primos que pasan a mayores, además hacen muy buena pareja. Ya lo dice la sabiduría popular: “El que hace incesto, hace ciento”.
· Boda 3: Esto no es una boda, es un culebrón.
Érase que se era una parejita de toda la vida… hasta qué el mejor amigo de él pasó a ser el mejor amigo de ella… y él paso a convertirse en una bestia de gimnasio con una obsesión compulsiva por romper huesos que haría llorar al mismísimo Rojas Marcos. ¿Se presentaría el ultrajado en medio de la ceremonia montado en un quad y enarbolando una katana? No me la podía perder.
· Boda 4: El encuentro de dos clanes gallegos. Un apoteosis culinaria. Y ver a viejos némesis entre lo invitados… Fuimos los dos.
· Boda 5: Ni boda ni . Era una especie de renovación de votos de una pareja que lleva casada desde los tiempos de El Abuelobrrrrrrrr! ¡Esa puerta!) pero con cientos de invitados. Fue precisamente en este envite (¿Enlace / convite?) donde se produjo un hecho que contraría las leyes que rigen el universo y que mató mi cosmogonía particular. Se lo relato.

Esta reunión suponía para mí, además de una obligación política, un cierto escozor por el hecho de que la invitación a tan sui generis y arbitrario acto había venido acompañada por el comentario de que había disponible “para nuestra comodidad” una lista de bodas.
Media Chirimoya, que es muy apañada e inaccesible a sugerencias tales, se hizo con un artículo de menaje del hogar para regalarles que, aunque de gran calidad, a mi me parecía que podía ser percibido como insuficiente “para cubrir el cubierto”. Especialmente sabiendo que lo había conseguido con un precio super rebajado…
Con esta desazón me encaminaba yo a la plaza cuando, al ver el lugar escogido para el banquete, se me colocó la mosca tras la oreja. Un hotel… ¿En una estación de tren?
Lo que sospechaba se empezó a confirmar con los primeros canapés… triangulitos de pan bimbo con ligera capa de margarina y evidencia de jamón York. El pan estaba ya duro y el jamón presentaba el color y la textura de los primeros estados de la momificación. Lo maridé con un refresco de cola aguado y sin gas mientras sopesaba la posibilidad de retirar el regalo de la mesa de honor y deslizarlo en el bolso de mi pareja reproductiva cuando trajeron el siguiente bocado. En ese momento alcancé la conclusión de que el enlace estaba patrocinado por Findus: las croquetas estaban calientes por fuera y eran cubos de hielo por dentro, además estaban malas.

Las Leyes de la Termodinámica Vs. la Fe: por el canto de una croqueta.
La humanidad está en el mundo por que tiene que haber de todo. Y cada uno y cada cual se monta sus historias para justificar su construcción universal, hay quien prefiere las leyes de la termodinámica (la energía ni se crea ni se destruye, sólo se transforma) y hay quien da la pirueta de “la imposibilidad de la proyección hasta el infinito de la causa-efecto”, una buena hostia y a dormir a pierna suelta. Lo importante es que a cada cual le funcione.

Al menos eso creía yo hasta que vi como se quebraba el segundo enunciado de la Ley de la Croqueta del Profesor Negativo Jr.




Ley de la Croqueta del Profesor Negativo Jr.
Una croqueta, para ser considerada tal, debe cumplir estos enunciados:



1º) Llamarse “croqueta”.
Ni cocreta, ni cocleta, ni concreta… ¡croqueta! Puede que los acepte la RAE en algún momento por estar muy extendidos entre los catetos medios pero está mal dicho. Fin de la discusión.
Escribía el Trueba pequeño que hay cosas que están sobrevaloradas como las pollas grandes o los estudios universitarios. Puede tener cierta razón, aún así yo siempre he considerado que la Universidad entendida como una Universitas Rerum (vamos, una universalidad de cosas) que incluye clases y conferencias, bocadillos de tortilla y mus debería ser suficiente para evitar que los catetos medios, como vd. y yo, dijésemos armondiga o curasán. Aún así nos empeñamos en hacerlo mientras creemos que por llevar unas gafapastas, una camiseta de El Señor de los Anillos, escuchar La Casa Azul o leer libros de Ken Folett formamos parte de la avanzadila intelectual de la cultura popular.
Bueno, pues no es así. Si no, estaríamos leyendo los clásicos rusos y no leyendo sobre croquetas y, mucho menos, escribiendo sobre ellas.



2º) Estar buenas.
Son de jamón y pollo, pero también de cocido, de espinacas o de Cabrales. Estoy seguro que en El Bulli también hay “Aire de croquetas”. No importa, siempre están buenas.
Da igual la ocasión, después del partido dominguero o en la recepción del embajador, las croquetas nunca decepcionan.
En teoría, podría haber croquetas malas, como las croquetas de Osama Bin Laden, las del Doctor Mengele o las de Angela Channing pero en la práctica nunca se habían visto, hasta ahora.

3º) Las de mi abuela son las mejores.
No me refiero a “mi abuela” de forma genérica. Me refiero a la mía. A mi Yaya. Mi Yaya ha cuidado de cinco generaciones y a todas las ha nutrido con croquetas, grandes y robustas, proyectiles de amor que nunca la quedan “tan bien como la otra vez” pero que son devoradas en sacramental silencio mientras se lleva la cuenta mental de cuantas ha comido el de al lado.
No hay nada igual en el mundo. Ya saben que no exagero ni un ápice. Lo saben en los cinco continentes.
En su última gran actuación, fuera de casa y ante una veintena de comensales, hizo que la mesa se pusiese en píe y la ovacionase.
No me vengan ahora con las de su abuela o su madre, porque me reservo la posibilidad de borrar o modificar sus comentarios de forma arbitraria.

Entenderemos que la ruptura del segundo supuesto es la excepción que confirma la regla y daremos esta Ley por válida e inmutable.

Yaya, todo este rollo era para decirte que eres la mejor abuela del mundo, y que te quiero mucho.

6 comentarios:

Anónimo dijo...

No he visto en la vida croquetas de cabrales,pero me muero por encontrarmelas O_O

Las croquetas de mi abuela a mi nunca me hicieron mucho tilin (porque era una niñata asquerosita),pero me encantaria poder volver a comerlas...a ver si ya crecidita me sabian mejor xD Además,molaban un montón porque eran...cuadradas! ^^

E. Martin dijo...

>Las de mi abuela son las mejores

Que sepa usted que dragó dice exáctamente lo mismo.

(¿No acaba de sentir un escalofrío recorriendo su espalda?)

Inner Girl dijo...

Discrepo. LAS DE MI MADRE SON LAS MEJORES.

Y si pasáis por aquí, probaréis unas de chocolate que están de muerte (te han faltado estas para enumerarlas todas).

Somófrates dijo...

¿Abuelas? ¿Croquetas? ¿Bodas? ¿Chirimollas?

¿¿¿Qué coños te ha pasado???

Profesor, tú antes molabas...

Profesor Negativo Junior dijo...

Lokkie, no tiene Vd. perdón de Dios... llamar a su abuela "niñata asquerosita" ¡Encima que le hace croquetas!

E. Martin, supongo que si las croquetas de su abuela van rellenas de marihuana es normal que su percepción esté alterada.

The inner Girl, No la voy a hechar la bronca porque sé que Vd. no es más que un ordenador que manda Spam... la castigamos con el latigo de nuestra indiferencia. Inner ¿quién?...

Somófrates, recuerde que mi Yaya se puede considerar también su superior laboral en la jerarquia de la empresa... no me obligue a hacer una llamada... o tendrá que ir a la próxima barbacoa (y comer exclusívamente croquetas)

Gato dijo...

Mi Yaya también se llamaba Yaya. Pero lo que hacía más bueno era el marrueco, no las croquetas.Tabrás creío.