lunes, 23 de junio de 2008
The Texas Dildo War: Siete Palabras
¿Quien?
Carlin era un comico y presentador (del Saturday Night Live) de esos que solo dan los EEUU. Tratando de hacer reir a la gente se encontro con limites. Y de esos limites hizo nuevos motivos para reir. Influenciado por Lenny Bruce, no era sin embargo un radical, no era un renovador del genero ni estaba "politicamente motivado", simplemente aplicaba su ingenio a todo lo que le parecia ridiculo para que los demas lo vieran. Acuño una linea que juraria haber oido a media docena de comicos de nueva hornada aqui en España; "¿Por que cierran los lavabos de las gasolineras con llave? ¿Temen que alguien se cuele y... los limpie?".
Hizo de la libertad de expresion en los medios su causa, sin convertirla en el eje de su carrera. Una vez dijo "El problema con estas ideas acerca de la obscenidad y la indecencia, y todas esas cosas -palabrotas o lo que sea- es que está causado por una cosa muy básica: la supersticion religiosa". Pero sobre todo es recordado por sus "Siete palabras que no puedes decir en Television", a principios de los 70, y que llegarian al tribunal supremo, convirtiendole en historia legal de America. La sentencia confirma la potestad del gobierno para decidir lo que es obsceno y lo que no, pero acaba con la arbitrariedad que permitia a la policia local de cualquier sitio cerrar teatros y cines o detener artistas.
Os dejo con el video de su stand up mas famosa.
Taxi Driver: Fucking Big Mass of Redundant Protoplasm
Para esto mi empresa me da tickets de taxi para los desplazamientos, por lo que mi contacto con esta fascinante especie se ha ido volviendo intensa y apasionante en los últimos meses. Hoy voy a relataros la increíble historia del taxista conocido como... ¡fucking big mass of redundant protoplasm!
Era de noche, y sin embargo llovía. El taxi ya se retrasaba más de lo habitual, y el cliente era de esos lloricas de mierda a los que les gusta quejarse porque cuando les haces un trabajo en vez de usar suaves bridas de velcro para sus cables sólo le colocas fríos alambres de colores (o gilipollez similar). Justo cuando empiezo a barajar la idea de llamar de nuevo a radiotaxi, suena el móvil. Lo que en principio podría ser una pala de pescado arañando una pizarra y a los pocos segundos empezó a sonar más como una voz remotamente humana me informa de que el taxista no encuentra mi portal. A esto no añade más información, ni propone solución alguna; tan sólo espera. Son segundos tensos en los que pongo toda mi materia gris a trabajar en el problema. El tiempo parece fluir más lento a la vez que la sangre se agolpa en mis sienes. Finalmente, mi privilegiado cerebro llega a una conclusión y le doy a la telefonista una opción tácticamente arriesgada pero estratégicamente demoledora a largo plazo: "pues que siga buscando, oiga". Sé que contar únicamente con números pares de un portal a otro atendiendo a las placas que los numeran es un sobreesfuerzo que no viene implícito en la tarificación del taxista y que no es una labor fácil, pero confío en estos tipos, maldita sea.
En a penas veinte minutos vuelven a llamarme para decirme que el taxi me espera en la puerta de casa. Tarjeta de seguridad, llaves, ticket de taxi, móvil, cartera y PSP. Todo listo. Vamos allá. Atravieso, cabizbajo por la lluvia, el tramo que separa mi puerta del portal (arquitecturas modernas, ya lo explicaré en otro post) y de éste hasta el ansiado transporte.
-Hoooolabuenasnoches. Vamos a la calle patatín, número patatán.
-Fahbahgahagabfabah.
Cielos. Esto requiere un par de segundos de mi atención, así que me quito la capucha y observo a mi conductor. Una cabeza superlativa asoma desafiante sobre el asiento del piloto. Cana, abultada, desafiante y hegemónica. Yo gasto una king-size de melón y estaba acojonado ante esta visión, no os digo más. Más abajo, pliegues y pliegues de humanidad rebosan por el interior del vehículo cubriéndolo todo. Carne mórbida palpitando al ritmo de una respiración ultra humana, amenazando con desmadrarse cada vez que un gutural tosido de aquél avatar de la inmundicia cardiovascular delataba su, además, condición de fumador. Mientras que yo no podía apartar la vista del freno de mano parcialmente desaparecido entre dos pliegues de beicon de aquél magnífico a la par que aterrador ser, él insistió en su mensaje de caos y decadencia hacia toda la raza humana:
-Fahbahgahagabfabah.
-¿Eh?
-¡Fabagah!
-¿Perdón?
-...
-...
-¡FAFAAAAH!
-¡Aaah!
Era evidente que aquella criatura no había asimilado todas las facetas de la comunicación bilateral en núcleos sociales de población considerable. No sé por qué me acordé de Greystock y empecé a plantearme una hipótesis sobre un niño huérfano abandonado en un páramo salvaje y criado posteriormente por una manada de hipopótamos moteados. El olor de aquél taxi, maravillosa mixtura de tabaco negro, fango y heces hacían de mi idea una deliciosa fantasía más que viable. Pero centrémonos en el problema que ahora nos asalta: tengo pánico, me siento amenazado por un ser en un escalafón de la cadena alimenticia evidentemente superior y además me acabo de cortar las uñas de las manos y los pies, por lo que me encuentro indefenso en caso de que pretenda atacarme. Sé que estas cosas conforman el maravilloso ciclo de la vida, pero me niego a asumir mi destino de un modo tan sumiso. Mientras rebusco instintivamente restos de comida en mis bolsillos que poder ofrecerle, prosigo en mi alocución:
-Perdone, es que no consigo entenderle.
Vamos. Sé que en tu interior aún hay bondad. Sé que quieres comunicarte conmigo. Ánimo. Vence a tu parte impulsiva y animal, deja que aflore el ser humano aventurado y asociativo.
-Fbahagahbah.
Maldición. Quizá se deba aun problema de interpretación de estímulos. Es arriesgado, pero voy a intentar anticiparme a su primitiva mente e intentar mitigar su ansia con respuestas concisas.
-Sí, por la M-40 hasta Alcalá, por ejemplo.
-Fbah.
Bingo. Ahora sólo tengo que estar calladito todo el trayecto y respirar por la boca.
Al llegar a nuestro destino, le acerco el vale del radiotaxi para que él termine de rellenarlo con los datos de la carrera. Me siento un poco como Eliott arrojando una pelota al interior de un cobertizo una y otra vez. El imponderable coloso al fin consigue atrapar el papelito y comienza a garabatear apoyándose en su propia estructura abdominal, mientras gorgotea, tose y traga lo que sea que expele cada pocos segundos (probablemente esta función fisiológica tenga algún tipo de relación con la micro atmósfera creada en el interior del taxi, algún tipo de fotosíntesis muco-carbónica o similar). Al cabo de unos momentos, un pedúnculo que en su día debió de ser un apéndice facetado humano con pulgar oponible me ofrece la copia del resguardo.
-Graciasbuenasnoches.
-Grampfbahfah.
Mientras veo como el abominable ser desaparece por la línea del horizonte, doy gracias por seguir vivo aunque un terrible pensamiento vaya a secuestrar mi estabilidad mental durante unos días: ¿el pene de un hombre así mantiene sus funciones? ¿Seguirá ahí debajo o habrá desaparecido ya por mera lógica adaptativa?
En fin, amigos de lo tarificable por metros recorridos, hasta aquí este primer relato taxista.
Otro día, más.
viernes, 20 de junio de 2008
Un gran sitio para comer.
Oh, maravilla de maravillas, un cambio se ha producido en nuestro de por sí aburrido y monotono entorno, pues en las cercanias más cercanas de mi curro resulta que han abierto un buffet nuevo, que no tiene mal precio... bueno, no tiene malos precios para los precios de hoy en dia, quiero decir.
Y claro, cada vez que pasa una de estas, nosotros, cual ejercito de braveheart corremos, colina abajo (acera arriba, realmente), a ver que está pasando alli y que tal funciona el restaurante en cuestión, obviaré la parte en la que todo queda como si realmente hubiese pasado el ejército de braveheart.
Y ahí que nos pertrechábamos las siete personas que íbamos a comer ahi, para ir bien preparados a saquear el sitio... a probar las viandas y los manjares del nuevo restaurante cuando nos interrumpe un compañero de los mas... “veteranos”.
-Hola, ¿vais al restaurante nuevo?
-Si, vamos a probarlo.
-¿Te quieres venir?
-No, es que es de un amigo mio, a ver si cuando volvais os tengo que hacer abonos de temporada.
-Vale, cuando volvamos nos pasamos por tu sitio y te comentamos.
-Eso.
-Pues allí os esperaré.
Fuimos y *zas*, la primera en la boca, los platos están sucios... vaya.
Se lo decimos a un camarero, que nos discute que estén sucios, cuando obviamente, un plato blanco no deberia tener churretones marrones, pero bueno, al final le convencemos de que se los lleve, nos mira mal (como si los tuviese que fregar el, no te jode).
Después para comer le pedimos al camarero agua... nos mira mal.
Nos trae el agua, nos la tira encima, vaya por dios.
Cogemos los nuevos platos, esta vez limpios, y vamos a por la comida, yo que estoy en plena operación bikini (pfffjoajoajoajoajoa) voy a ver el buffet de ensaladas... tenemos lechuga oxidada, tomates viejos, maiz descolorido... vaya, me parece que voy a ver los primeros platos... lentejas color marron-blancuzco, gazpacho, y una menestra que no tiene mala pinta.
Y como habia que hacerle un reporte a nuestro compañero no podiamos irnos sin probarlo.
Dado a mi el gazpacho no me mola fuera de casa (de casa de quien sea, pero de casa, al fin y al cabo) pues me pillé una menestreja, que en casi todos los sitios está bien.
Y parece ser que acerté, porque la gente que probó el gazpacho se dejó más de la mitad, que decia que tenia más agua que verdura.
Volvemos a la mesa, el camarero vuelve con el agua... nos la vuelve a tirar encima... y además nos mira mal otra vez.
De los segundos no se puede reseñar nada, igual habia algo rancio o los filetillos de pollo al ajillo eran realmente filetes de rata, pero bueno... nada reseñable.
Fuimos a por el postre y yo le cogí una tarta selva negra (creo que era esa) a una compañera mientras iba con mi piña, pues el caso es que un camarero se acerca y me recrimina que coja dos postres.
-Pero si no son dos postres, uno es para mi y el otro para esa chica que está ahí sentada
-Pero es que no se pueden coger dos postres.
-¿Como que no se puede? ¿hay alguna ley física que lo impida? Mira, yo tengo dos postres, uno en cada mano.
-Pues eso, que no se puede uno coger dos postres, que le tendremos que cobrar el segundo aparte.
-Vamos a ver, tronco, que no son dos, que uno es para mi y otro para ella, que no llevo dos postres, que llevo uno y uno, one and one, ... dos por un (2x1) postre.
-¿Y ese otro?
La madre que lo parió.
No puedo más, me acerco a la mesa, pongo el postre de mi compañera delante de ella y el mio en mi sitio, y con una cuchara en la mano, hago el gesto de comer, (como cuando alguien quiere que un niño coma).
-Ñam ñam, ¿ves? Este postre es para mi, y ese para ella, este es mio, ese es suyo, tuyo mio, suyo nuestro, vuestro, de ellos, ¿pillas?
-¿Y por que no se ha levantado ella? ¿eh? ¿es que no sabe?
Al loro... pues ahora suponed que es paralítica o algo... buen rollo da el menda, ¿eh?.
Y ahí se desató el infierno para el muchacho, pues mi compañera es maja hasta decir basta, pero aquí fue basta hasta decir... ¿maja?, cambió en medio segundo su cara de “no puede ser” por su cara de “mi menstruación es ácido sulfúrico” (mas de uno sabrá como es esa cara y creedme, es la cara ante la que el mismo diablo huye).
-¿Pero a ti que cojones te importa si puedo o no?
-Es que... emm... ugh... estooo
-Ni esto ni ostias, si te ha dicho que es para mi y no eres capaz de entenderlo a la tercera vez que te lo han explicado llama a un humano y se lo explico a el, a ver, llevame con tu lider.
-¿Perdon?
-Que me traigas al encargado
-Es que no puedo hacer...
-...¡¡Nada!!, no puedes hacer nada, pero no por prohibición, sino por incapacidad, a ver... (se gira para mirar a un camarero que intentaba parecer parte del mobiliario) ¡¡TU!!, que venga el encargado.
El otro camarero sale corriendo a avisar a un señor con pinta de... bueno, dejemoslo en "un señor con camisa turquesa".
-Perdone
-Perdonado
-¿eh?... quiero decir... ¿me puede decir que ocurre, señorita?
-Pues que aquí, este “señorito” (lo de señorito con una sorna de cagarse) lleva media hora tocando los huevos sin ser capaz de entender que un plato de postre era para mi y otro para este chico (señalandome) que me lo estaba trayendo y...
-A ver, señorita, tranquilicese que...
-Que no me interrumpas, ¿quién te has creido que eres?
-Pues le maitre (y nos lo dice así como en francés)
-Pues por mí como si eres “the funda of las gafas”, cojones, dejame terminar de soltar la bilis y luego asientes y te callas, porque los platos están sucios, el suelo tambien, la comida rancia, los camareros son impertinentes, el metre impertinente tambien...
-Y nos miran mal cuando hemos pedido agua.
-¡Eso! Y nos han mirado mal cuando hemos ido a pedir agua, pero ¡hostias! Si la vamos a pagar igual¡¡¡
-Y nos la han tirado encima... dos veces
-Eso también, (haciendo la V con la mano) ¡dos veces!
Llegados a este punto la bronca fue para abajo, porque el maitre se estuvo calladito y mi compi se pudo desahogar a lo bruto, pero lo mejor fue cuando al darnos la cuenta... ¡¡habia un postre cobrado de más!!, yo miraba con la mirada un lugar donde cubrirme de lo que avecinaba mientras intentaba encontrar algo parecido a palomitas de maiz para contemplar es espectáculo, pero un compañero con más sentido común que yo y menos ganas de bronca cogió la factura, tachó con un boli que habia en la caja el postre extra y devolvió, con una ceja levantada la cuenta a la chica de la caja, que en un momento de increíble lucidez, miró a mi compañera la de la brona y asintió, con cara de miedo mientras hacia de nuevo la cuenta, por supuesto sin ese postre “extra”.
Pagamos y volvimos al tajo, se acerca el amigo del dueño del restaurante, y nos pregunta...¿qué tal?
La mayoria capeaba como podia el temporal, que si es que la comida debia ser un poco pasada, que si no era lo más limpio del mundo, que si los camareros no eran todo lo simpáticos que cabia esperar, mientras mi compañera y yo mirábamos totalmente incrédulos, pero justo cuando yo me iba a ir hacia mi sitio sin decir nada, ella, incapaz de contenerse, se acercó y le dijo....
-¿El restaurante de tu amigo? UNA PUTA POCILGA LLENA DE MIERDA.
No pude parar de reirme en una hora.
viernes, 13 de junio de 2008
¿¿Automático?? 2ª parte.
Asi que nada, llega un correo con los datos y ¡¡Ale!!, a insertarlo a manubrio, que es facil pero es un coñazo, y en una de esas llega el siguiente correo:
Buenos dias.
Dado que no funciona intranet solicito que deis de alta a Elena.
Muchas gracias, un saludo.
Y tras buscar por las direcciones, adjuntos (que al final era un dibujo de mierda que pone el lotus notes en todos los mensajes), mensajes anteriores dentro de ese mismo mensaje, decidí comentarselo a mi jefe y empezamos a debatir:
Y a pensar... Elena... Elena...
¿Elena De troya?
Joer, que rica está.
¿Elena Anaya?
Joer, que rica está.
¿Elena De Borbotón, Grecian2000 y todos los santos?
Joer que ric.... ¡¡uaghhh!!
¿Elena-nito del bosque?
Asi que decidimos tirar por la calle de enmedio, pasar de ella (es la misma que nos comentaba lo del alta automática) y responderle, para ver si se daba cuenta de que hay que dar algún dato más (es que en el Office no nos viene el Ms-crystal-ball), lo siguiente:
Buenos dias.
Para dar de alta a Elena en la tablas necesitamos la confirmación de Roberto y de Julián.
Un saludo.
¿Y bien?
...
Hace dos semanas que no se sabe nada de ella...
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miércoles, 11 de junio de 2008
Mal Cine
John Carlin establece un paralelismo entre el cine de acción holliwoodense y la forma en que se ha planteado la “War on Terror” de Bush. Ambas parten de esquemas simplistas en los que el malo agravia al/los buenos y el héroe le persigue y le hace pagar su crimen, normalmente usando el método más excesivo que se le ocurra al productor. Y la audiencia vitorea. Eso es algo que me chocó cuando estuve allí, la gente aplaude y lanza vítores a voz en grito cada vez que en la pantalla sucede algo lo suficientemente sangriento o violento. Por supuesto, eso hizo que ver Terminator2 en pantalla gigante se convirtiese en una experiencia similar a sentarse con los UltraSur en un Madrid-Barça.
Este símil me ha abierto los ojos aun más si cabe acerca de la actitud de los partidarios de la Guerra de Irak. Veréis, me gusta el cine en el sentido más amplio de la palabra. Disfruto de la experiencia de sentarme en la sala a oscuras, la pantalla grande, preferiblemente bien acompañado. Disfruto de las películas cuando son solo eso y también del cine cuando pretende algo “más”. Y si lo consigue, mejor. Puedo pasármelo de vicio con una película a la que le veo fallos por muchos motivos, y eso no me hará dejar de ver los fallos ni comentarlos. Porque también me gusta hablar de cine.
Hace poco salía de ver un producto holliwoodense, más digno que la media pero fallido en dos o tres puntos, especialmente la conclusión. Aun así lo disfruté como un mico, y al salir del cine con mis amigos, íbamos comentando lo que acabábamos de ver. Al llegar a los fallos uno saltó:
“¡Ya me estáis jodiendo! No se puede disfrutar de una película con vosotros, siempre termináis sacándole defectos, y a mí que me ha gustado, me la jodéis ”
No sé si a alguno de los que me leéis este planteamiento le sonará tan marciano como a mí, pero el caso es que cada vez lo encuentro en mas sitios. El colmo de lo bizarro es encontrártelo en foros de cine de Internet, donde más de uno te puede jurar odio eterno por manifestar tu opinión sobre obras maestras del séptimo arte como “La Amenaza Fantasma” o “La Celda”. Por supuesto, no se privan de comentar en términos nada elogiosos el trabajo de autores europeos y españoles, asegurando, eso si, que jamás han caído en la trampa de ir a ver ninguna obra de esa caterva de “raros”.
El paralelismo que expresaba Carlin (o uno de sus entrevistados, ahora no recuerdo) se me antoja más preciso cuanto más pienso en ello. Si a un partidario de la guerra le intentas explicar lo que es el wahabismo o como se promovió su crecimiento desde occidente para frenar el panarabismo laico, te mirará con gesto entre incrédulo y mosqueado. Si mencionas a los cristianos caldeos cuando se trata de Irak, recibirás idénticas muestras de comprensión. “¿Quién es el malo? ¿Dónde está? ¿Cómo lo matamos de una manera eficiente, rápida y espectacular?”
Nos estamos convirtiendo en espectadores. De cine malo, además. Sospecho que la creciente oposición a la guerra tiene menos que ver con la moralidad del asunto y más con el hecho de que al complicarse todo, al ser necesario un lenguaje cada vez más complicado para explicarlo, el espectador se aburre, se cansa. La película le aburre y quiere cambiar de canal. “No entiendo por que ocurren esas cosas en Irak” dice una activista republicana desencantada, y eso resume su oposición a la guerra. No la entiende. Todo iba muy bien, los buenos se enfrentaban al malo y al final del día el héroe, mirando al atardecer, coge por el talle a su chica (una árabe por fin libre del opresor velo y que contempla la posibilidad de hacerse presbiteriana) y la besa. Fundido a negro, Fin y créditos.
Pero la chica resultó llevar un cinturón explosivo, no renunció al velo sino que se lo quitaron a la fuerza unos marines borrachos en Abú Grahib, y el héroe mató desde su avión a toda su familia mientras celebraban una boda. Esa película ya no mola. No por el trasfondo trágico, sino porque exige del espectador una atención mayor de la que está dispuesto a prestar. Deja de ser cine de acción para ser un thriller politico, y este tiene un público diferente. Pero el guionista persiste en su línea argumental, y en el publico bien aleccionado quedan quienes, cuando señales los huecos en la trama o los fallos de raccord te digan “Cállate, siéntate, disfruta de la película y dejanos disfrutarla a los demás”.
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miércoles, 4 de junio de 2008
The Texas Dildo War (1)
Y esto también.
No, no se dejen engañar por su aspecto inofensivo y su color festivo… es un arma. Un arma que destruye y mata. Y su victima es la familia norteamericana.
Esa es la tesis de Greg Abbott, Fiscal General del estado de Texas. Y en base a esa tesis ha recurrido la derogación por parte del tribunal supremo del estado de las leyes relativas a la obscenidad que prohibían la venta y distribución de juguetes sexuales, así como limitaban su posesión. Si, su posesión. Porque mas de seis juguetes sexuales se tipificaba como “intención de tráfico”. Y Pablo Escobar que se murió sin saber el mercado sin explotar que había ahí…
Esta normativa de rara aplicación fue una marcianada de algún gobernador tejano en los 60, que deseaba congraciarse con un electorado conservador temeroso de que esas imágenes televisadas de mujeres quemando sujetadores llegasen a su pueblo. Prácticamente nadie se acordaba de ella. Joanne Webb no, desde luego. Joanne es una cuarentona de misa semanal, profesora, casada y con hijos. Cuando el negocio de su marido empezó a ir mal, decidió suplementar los ingresos familiares haciéndose organizadora de Passion Parties. Vamos…reuniones de Tuppersex. Y le iba muy bien…
…hasta que se enfrento a cargos por obscenidad pública (las reuniones se realizan en la privacidad) y tráfico de material pornográfico. Un año de cárcel y 4.000 dolares de multa. De ahí que se recurriese la ley y que el tribunal superior del estado la encontrase inconstitucional. Todo el mundo pensaba que ahí acababa la historia, que el gobierno de Texas, incomodo por lo ridículo del caso, se contentaría con ver derogada una ley inconveniente. Y ahí entra Greg Abbott.
Abott aduce que de ser derogada esta ley, se abre la puerta a otras conductas como el incesto o la bigamia. Mis hermanas gemelas y yo no dábamos crédito a sus palabras… Pero aun hay más; otra de las preocupaciones de Mr.Abbott es que el uso de estos juguetes ponga en riesgo la vida del feto si quien lo usa es una mujer embarazada. No quiero imaginarme el tamaño de los dildos que (no) se usan en casa de los Abbott.
¿Nos lo creemos?
Esta salida de pata de banco solo se la creen dos o tres. La ley violaba varios derechos y fue derogada. Por un juez conservador, además. En los foros de derecho americano, el recurso presentado Abbott se acogió con un sonoro “WTF??”. Abbott, pacaterías aparte, es un abogado con experiencia y con cierta reputación. Sabe que la ley es desde el punto de vista del derecho norteamericano, contraria a varios derechos: expresión, privacidad, libre empresa… Aun así, presenta el recurso y no lo respalda con elaboradas disquisiciones sobre la extensión de la autoridad del estado…sino con admoniciones apocalípticas a la destrucción del tejido social. La próxima vez que me multen por saltarme un semáforo diré eso, que no saltármelo atenta contra la fibra moral del país.
Pero Abbott no está solo. Iniciativas parecidas han surgido por todo EEUU. Tasas injustificadas a clubes de strip-tease, intentos de censar en listados especiales a los tenderos que incluyan revistas golfas en sus estanterías, prohibiciones de venta de preservativo a menores. Todas normas promovidas desde cargos electos a nivel local, de condado y estatal. Y en un ejercicio delirante de tratar de poner puertas al mar, el gobierno federal trato de “erradicar el porno de Internet” por ley. ¿Os imagináis? El súbito ancho de banda libre a nivel global haría que os bajaseis los capítulos de House antes de que se terminaran de emitir…el acabose.
El caso es que los legisladores americanos son, en su inmensa mayoría, abogados. Y sin descartar que algunos sean muy malos abogados, la mayoría sabe que esas leyes serán derogadas por inconstitucionales en las cortes pertinentes. Luego viene el llanto y crujir de dientes, el moqueo de los electores a los que esa ley les parece cojonuda. Las acusaciones de vulneración de la soberanía popular por parte de “jueces-activistas”, que es como llaman los legisladores a los jueces que tiran abajo por inconstitucionales las leyes que ellos promueven.
“Los malvados jueces activistas, con secretas agendas políticas, y a los que no has votado, anulan la voluntad de la mayoría, ergo son anti-democraticos” ¿no? Si, claro…si tu concepto de democracia es el de tres lobos y un cordero votando a quien se cenan hoy. Hay un esfuerzo consciente por parte de los legisladores republicanos para vincular la independencia judicial con la frustración que le supone a su electorado el que haya gente que no se rija por su mismo código moral. Darwin en las escuelas, “Monólogos de la vagina” en los teatros, aborto, preservativos, matrimonio gay, prohibición de la tortura… en todos estos temas los legisladores han mirado a su electorado y dicho “Lo siento muchachos, pero un jodido juez no me deja hacer el trabajo para el que me elegisteis”.
Y lo mejor es que el truco tiene consecuencias. Seguiremos hablando de esto.
lunes, 2 de junio de 2008
¿¿Automatico??
Trilurilu trilurilu (el teléfono de mi jefe).
-¿Si?-Hola, buenos dias, ¿esta Jefe?
-No, no está, soy Rebilated, un compañero, ¿te puedo ayudar en algo?
-Ah, si, mira, es que nos habeis puesto un mail explicandonos una nueva partede la intranet para dar de alta clientes en el área de comunicación.
-Si ¿y?
-Pues que esto es para automatizar el alta, ¿no?
-Si (menos mal que en el correo ponia “manual de automatización de altas”).
-¡¡Pero si antes ya era automática!!
-¿Cómo?
-Pues que antes, el alta de clientes ya era automática.
-Emmmmmmm nop
-Que si que si
-Nou
-Que si
-*sigh* ... Te aseguro que no.
-¿Cómo que no? Yo mandaba un email a rebilatedarrobabanco.es y a jefearrobabanco.es y se daban de alta automáticamente.
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En verdad os digo que... la selección natural no vale para nada.
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