A cuenta habida de que mis diatribas y memeces, amén de otros ridículos episodios públicos que arrastro a consecuencia de mis roces con el sexo opuesto, no han por qué de arrastrar las vergüenzas de mis nunca bien ponderados co-bloggers, les emplazo a ustedes a reírse de mí en exclusiva en el siguiente enlace:
Hipopotomonstrosesquipedaliofobia
No. No abandono el grupo. No se me ocurriría jamás privarme del éxito y reconocimiento que me ha proporcionado parasitar la reputación y popularidad de mis ínclitos compañeros. Tan sólo es mi disco en solitario.
Continúen con sus anodinas existencias.
martes, 29 de marzo de 2011
lunes, 28 de marzo de 2011
Cambio de hora.
Ayer tuvo lugar el cambio de hora, siempre que esto pasa hay gente que se deprime, que se queda dormida en el trabajo, que ve afectado su día a día, gente que arde expontáneamente o que explota así, sin avisar, y luego hay mucha gente que dice que todo eso son gilipolleces, que no pasa nada. Pues que sepais que sí que afecta el cambio de hora, ¡¡¡la mitad de mis compañeros han venido con resaca!!! . . Por que coño esta puta mierda del blogger no me hace bién el salto de línea??? caguensuputamadreyenlamierdadeedicióndelputobloggerdeloscojones
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jueves, 24 de marzo de 2011
Problem Canon Digital?
Que curioso.
Noticia en el pais.
Noticia en el pais.
Si lo dicen los tres, que no se ponen de acuerdo ni en el día del cambio de año... será verdad, ¿no?
Ahora a ver que inventan para que la Sociedad Gilipollas de Anormales Españoles siga chupando del bote.
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J.B.: (alias "..."), esta te la dedico.
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P.S.: A lo mejor es que le cambian el nombre o yo que se, pero es que estoy currando y no me ha dado para leerme bién la noticia, para sacar pantallazos y linkear los artículos sí, por supuesto, pero es que yo hago periodismo amateur (como tantos y tantos otros).
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P.P.S.: Me la he semileido y apuesto el ojete... del profe negativo junior a que hacen todo según los cauces correctos (bueno, correctos... ya me entendeis) y en tres días tenemos canon digital a punta pala otra vez... sigh.
P.P.S.: Me la he semileido y apuesto el ojete... del profe negativo junior a que hacen todo según los cauces correctos (bueno, correctos... ya me entendeis) y en tres días tenemos canon digital a punta pala otra vez... sigh.
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P.P.P.S.: Pues sí, ya están preparando el retonno (es lo que tiene postear de oidas, que luego te echas unas risas actualizando y pierdes el tiempo que no querías perder cuando te leiste la noticia a medias... JARL!!!!
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viernes, 18 de marzo de 2011
Sympathy for the atom (I)
Como seres evolucionados en un entorno concreto, disponemos de los medios necesarios para desenvolvernos en ese mismo medio. La evolución, por definición, es la economía de la adaptación más adecuada. Por tanto, experimentamos y procesamos estrictamente lo que necesitamos para prevalecer y prosperar en nuestro entorno (vemos las cosas como necesitamos verlas). Por suerte ese proceso ha provocado el efecto colateral de ser conscientes de nosotros mismos, inteligentes, curiosos… Recursos que nos han llevado a desarrollar las herramientas necesarias para poder entender, poco a poco, lo demasiado grande y lo demasiado pequeño: lo que nuestros sentidos no están preparados para captar.
Demócrito, Leucipio y Epicuro sospechaban que la materia no podía dividirse constantemente. Imaginaban que, finalmente, habría que dar tarde o temprano con algo elemental e indivisible: el ladrillo primigenio que conformase todo. Algo a-tomo (literalmente "no divisible"). Aunque recientemente divisible, sus pajas mentales no iban mal encaminadas: es lo más pequeño que podemos encontrar en cualquier elemento químico que mantenga su identidad y sus propiedades.
Me parece lamentable que los medios de comunicación, con esto de Fukushima, se hayan decantado más por el hacer titulares que por conseguir hacer un poco más asequible toda la mística atómica a la que estamos expuestos cada vez que abordan el tema (seguramente porque la profesión del periodista del siglo XXI es, sencillamente, la de hablar de lo que no conoce, ni entiende, ni probablemente le importa o interesa). Podría crucificaros con seis o siete párrafos introductorios insoportables hasta hacer que me odiéis aún más (sobre todo porque la wikipedia es la misma para todos), pero por suerte podemos contar con la desinteresada ayuda de uno de los mejores divulgadores científicos de la historia:
Ahora bien, cómo se extrae energía de los átomos y qué es exactamente la radiactividad. Son conceptos que no nos queda más remedio que asumir, pero que no terminamos de tener muy claro en qué consisten. Como bien ha explicado el señor Sagan, las partículas que conforman los átomos se mantienen unidas por fuerzas que a nuestra escala son francamente despreciables, pero que a unos niveles de masa tan insignificantes resultan titánicas hasta el punto de que sólo resultan vencidas en entornos tan extremos de temperatura y/o presión como el interior de las estrellas.
Cuando las partículas del átomo se recombinan para crear nuevos elementos, se liberan muchas de ellas (como con los muebles del IKEA, que siempre sobra alguna tuerca). También se liberan mediante procesos electroquímicos por la correlación materia/energía y las leyes de la termodinámica, pero esto es otro tema paralelo que no toca (lo menciono para confirmaros que, efectivamente, la lámpara de vuestro salón no posee las condiciones de presión y temperatura del interior del Sol, por si os lo estabais preguntando). Estas partículas conforman la radiación en ondas electromagnéticas (fotones, que son partículas subatómicas no-másicas) y radiación corpuscular (otras partículas másicas con nombres divertidos para ponerle a nuestras mascotas). Todas estas partículas conllevan una energía que define su comportamiento. Los fotones, por ejemplo, son ondas de radio o luz visible si llevan poca energía, o rayos X (o incluso gamma) si van hasta las trancas.
Estas son las “peligrosas” (lo entrecomillo porque lo son sólo para los organismos de células complejas como nosotros; en sí no son ni buenas ni malas, sólo son), las que van a tope, porque al chocar con otros átomos pueden arrancarle algún electrón. Esto hace que el átomo contra el que han chocado deje de tener la misma cantidad de protones y de electrones, y por tanto tenga una carga eléctrica (y estará en su naturaleza recuperar ese electrón que le falta como sea para volver a estabilizar su carga). Estos átomos puteadillos son llamados iones, como los que dispara aquí mi primo el del pueblo en la foto. Si de todos los millones de átomos de los que se componen nuestras células una cantidad significativa se convierten en iones, la célula se va a quedar hecha un higo y va a empezar a funcionar mal (esto es, de un modo MUY simple, el por qué de la relación entre radiación y cáncer). Recordad: sólo la radiación que transporta MUCHA energía es ionizante, y hace falta que sean MUCHAS de estas partículas roba-electrones las que incidan de forma MUY concentrada en un grupo de células concretas para poder dañarlas.
Existe otro modo en el que un átomo puede expulsar esta radiación. Cuando en su núcleo se acumulan más neutrones (y otras cosas) de los necesarios para ser estable, el átomo
se pone ternesco. ¿Y cómo hace para quitarse esas antiestéticas cartucheras cuando su peso empieza a ser excesivo? Pues sudando la panceta. Irradia. (Y lo hace en lapsos de tiempo curiosamente regulares, un reloj natural de aplicaciones evidentes del que podemos hablar en otro post). A estos átomos rellenitos se les llama isótopos. El hidrógeno, que es el elemento que, junto con el helio, conforma el 99% de la materia del universo, es el átomo más simple de todos: un protón y su simpático electrón rondándole. Si al núcleo se le añade un neutrón se convierte en un isótopo (deuterio) más pesado y un poquito más inestable. Si le añadimos otro neutrón más (tritio) la cosa ya se pone más chunga y se vuelve radiactivo. Afortunadamente el hidrógeno es un tipo muy dinámico y le bastan once días para volver a ponerse en forma. Todos estos isótopos, pese a ser más inestables, mantienen sus propiedades químicas. Es decir, se puede obtener agua (H2O) con dos isótopos de hidrógeno y una de oxígeno (con deuterio se hace la comúnmente llamada "agua pesada").
¿Y qué relación tienen los famosos isótopos radiactivos con las plantas nucleares? Pues se usan, no porque sean radiactivos, sino porque son inestables y son fáciles de romper. Fáciles de fisionar. Además, al romperse el átomo, todo ese sobrepeso del isótopo contribuye a que las partículas subatómicas resultantes del garrapiñazo sean más numerosas y más enérgicas. Lo que nos lleva a la siguiente cuestión: el átomo que mayor energía liberará a la hora de romperlo, será el más pesado, longevo y a la vez inestable. Al contrario del hidrógeno, el más pequeño y simple de los átomos, el ideal para conseguir esto es el átomo más gordo y con mayor variedad de isótopos encontrado en la tabla periódica. El uranio.
El uranio se encuentra de forma natural en la Tierra en varios de sus isótopos. El que nos interesa para nuestras centrales nucleares es el que tiene 235 (creo) partículas en su núcleo, porque su estructura hace que con sólo añadirle un neutrón más se desintegre, descomponiéndose en Paladio, Kriptón, Xenón, y otras cosas con nombres igualmente pintorescos. Dependiendo en qué se descomponga el Uranio235 la reacción irradia muchas cosas, entre ellas de uno a siete neutrones que tienen todas las probabilidades de espachurrarse contra otro núcleo de Uranio285 y vuelta a empezar. Es una reacción en cadena terriblemente violenta de la que desprende una cantidad increíble de energía, que en las centrales nucleares se usa para alimentar una turbina de vapor.
Evidentemente, la energía que usamos para hacer que unos cuantos neutrones kamikazes se estrellen a granel contra las barras de combustible de uranio y empezar así la reacción en cadena es insignificante en comparación con la cantidad de energía que se obtiene a cambio. Pero, con el tiempo, el uranio empieza a transformarse en esos otros materiales resultantes de la fisión, cada vez se vuelve menos activo, hasta que se reemplaza por nuevas barras puras. Y, ya digo, no un uranio cualquiera: tiene que ser el isótopo Uranio235, que existe de forma natural mezclado con el resto del Uranio, y se obtiene centrifugando el uranio extraído de las minas. El isótopo de uranio más pesado se separa del más ligero al centrifugarlo. Pese a que uno pueda imaginarse la lavadora de su casa, estamos hablando de centrifugar un metal actínido a nivel atómico, y no unos calcetines de agüita del grifo con ariel: es un proceso tecnológicamente complejísimo y muy costoso. Además, esto no fabrica el Uranio235, sólo lo separa. Es decir, el Uranio no es ilimitado. Y el isótopo 235 menos aún, ya que representa un porcentaje ínfimo.
Separo aquí el post en partes, que me está quedando bastante gordito. La semana que viene terminaré de explicar, no solo cómo, sino también por qué funcionan las centrales nucleares, y abordaré el caso concreto de Fukushima y me hartaré de dar hostias a la raza humana.
Demócrito, Leucipio y Epicuro sospechaban que la materia no podía dividirse constantemente. Imaginaban que, finalmente, habría que dar tarde o temprano con algo elemental e indivisible: el ladrillo primigenio que conformase todo. Algo a-tomo (literalmente "no divisible"). Aunque recientemente divisible, sus pajas mentales no iban mal encaminadas: es lo más pequeño que podemos encontrar en cualquier elemento químico que mantenga su identidad y sus propiedades.
Me parece lamentable que los medios de comunicación, con esto de Fukushima, se hayan decantado más por el hacer titulares que por conseguir hacer un poco más asequible toda la mística atómica a la que estamos expuestos cada vez que abordan el tema (seguramente porque la profesión del periodista del siglo XXI es, sencillamente, la de hablar de lo que no conoce, ni entiende, ni probablemente le importa o interesa). Podría crucificaros con seis o siete párrafos introductorios insoportables hasta hacer que me odiéis aún más (sobre todo porque la wikipedia es la misma para todos), pero por suerte podemos contar con la desinteresada ayuda de uno de los mejores divulgadores científicos de la historia:
Ahora bien, cómo se extrae energía de los átomos y qué es exactamente la radiactividad. Son conceptos que no nos queda más remedio que asumir, pero que no terminamos de tener muy claro en qué consisten. Como bien ha explicado el señor Sagan, las partículas que conforman los átomos se mantienen unidas por fuerzas que a nuestra escala son francamente despreciables, pero que a unos niveles de masa tan insignificantes resultan titánicas hasta el punto de que sólo resultan vencidas en entornos tan extremos de temperatura y/o presión como el interior de las estrellas.
Cuando las partículas del átomo se recombinan para crear nuevos elementos, se liberan muchas de ellas (como con los muebles del IKEA, que siempre sobra alguna tuerca). También se liberan mediante procesos electroquímicos por la correlación materia/energía y las leyes de la termodinámica, pero esto es otro tema paralelo que no toca (lo menciono para confirmaros que, efectivamente, la lámpara de vuestro salón no posee las condiciones de presión y temperatura del interior del Sol, por si os lo estabais preguntando). Estas partículas conforman la radiación en ondas electromagnéticas (fotones, que son partículas subatómicas no-másicas) y radiación corpuscular (otras partículas másicas con nombres divertidos para ponerle a nuestras mascotas). Todas estas partículas conllevan una energía que define su comportamiento. Los fotones, por ejemplo, son ondas de radio o luz visible si llevan poca energía, o rayos X (o incluso gamma) si van hasta las trancas.
Estas son las “peligrosas” (lo entrecomillo porque lo son sólo para los organismos de células complejas como nosotros; en sí no son ni buenas ni malas, sólo son), las que van a tope, porque al chocar con otros átomos pueden arrancarle algún electrón. Esto hace que el átomo contra el que han chocado deje de tener la misma cantidad de protones y de electrones, y por tanto tenga una carga eléctrica (y estará en su naturaleza recuperar ese electrón que le falta como sea para volver a estabilizar su carga). Estos átomos puteadillos son llamados iones, como los que dispara aquí mi primo el del pueblo en la foto. Si de todos los millones de átomos de los que se componen nuestras células una cantidad significativa se convierten en iones, la célula se va a quedar hecha un higo y va a empezar a funcionar mal (esto es, de un modo MUY simple, el por qué de la relación entre radiación y cáncer). Recordad: sólo la radiación que transporta MUCHA energía es ionizante, y hace falta que sean MUCHAS de estas partículas roba-electrones las que incidan de forma MUY concentrada en un grupo de células concretas para poder dañarlas.
Existe otro modo en el que un átomo puede expulsar esta radiación. Cuando en su núcleo se acumulan más neutrones (y otras cosas) de los necesarios para ser estable, el átomo
se pone ternesco. ¿Y cómo hace para quitarse esas antiestéticas cartucheras cuando su peso empieza a ser excesivo? Pues sudando la panceta. Irradia. (Y lo hace en lapsos de tiempo curiosamente regulares, un reloj natural de aplicaciones evidentes del que podemos hablar en otro post). A estos átomos rellenitos se les llama isótopos. El hidrógeno, que es el elemento que, junto con el helio, conforma el 99% de la materia del universo, es el átomo más simple de todos: un protón y su simpático electrón rondándole. Si al núcleo se le añade un neutrón se convierte en un isótopo (deuterio) más pesado y un poquito más inestable. Si le añadimos otro neutrón más (tritio) la cosa ya se pone más chunga y se vuelve radiactivo. Afortunadamente el hidrógeno es un tipo muy dinámico y le bastan once días para volver a ponerse en forma. Todos estos isótopos, pese a ser más inestables, mantienen sus propiedades químicas. Es decir, se puede obtener agua (H2O) con dos isótopos de hidrógeno y una de oxígeno (con deuterio se hace la comúnmente llamada "agua pesada").
¿Y qué relación tienen los famosos isótopos radiactivos con las plantas nucleares? Pues se usan, no porque sean radiactivos, sino porque son inestables y son fáciles de romper. Fáciles de fisionar. Además, al romperse el átomo, todo ese sobrepeso del isótopo contribuye a que las partículas subatómicas resultantes del garrapiñazo sean más numerosas y más enérgicas. Lo que nos lleva a la siguiente cuestión: el átomo que mayor energía liberará a la hora de romperlo, será el más pesado, longevo y a la vez inestable. Al contrario del hidrógeno, el más pequeño y simple de los átomos, el ideal para conseguir esto es el átomo más gordo y con mayor variedad de isótopos encontrado en la tabla periódica. El uranio.
El uranio se encuentra de forma natural en la Tierra en varios de sus isótopos. El que nos interesa para nuestras centrales nucleares es el que tiene 235 (creo) partículas en su núcleo, porque su estructura hace que con sólo añadirle un neutrón más se desintegre, descomponiéndose en Paladio, Kriptón, Xenón, y otras cosas con nombres igualmente pintorescos. Dependiendo en qué se descomponga el Uranio235 la reacción irradia muchas cosas, entre ellas de uno a siete neutrones que tienen todas las probabilidades de espachurrarse contra otro núcleo de Uranio285 y vuelta a empezar. Es una reacción en cadena terriblemente violenta de la que desprende una cantidad increíble de energía, que en las centrales nucleares se usa para alimentar una turbina de vapor.
Evidentemente, la energía que usamos para hacer que unos cuantos neutrones kamikazes se estrellen a granel contra las barras de combustible de uranio y empezar así la reacción en cadena es insignificante en comparación con la cantidad de energía que se obtiene a cambio. Pero, con el tiempo, el uranio empieza a transformarse en esos otros materiales resultantes de la fisión, cada vez se vuelve menos activo, hasta que se reemplaza por nuevas barras puras. Y, ya digo, no un uranio cualquiera: tiene que ser el isótopo Uranio235, que existe de forma natural mezclado con el resto del Uranio, y se obtiene centrifugando el uranio extraído de las minas. El isótopo de uranio más pesado se separa del más ligero al centrifugarlo. Pese a que uno pueda imaginarse la lavadora de su casa, estamos hablando de centrifugar un metal actínido a nivel atómico, y no unos calcetines de agüita del grifo con ariel: es un proceso tecnológicamente complejísimo y muy costoso. Además, esto no fabrica el Uranio235, sólo lo separa. Es decir, el Uranio no es ilimitado. Y el isótopo 235 menos aún, ya que representa un porcentaje ínfimo.
Separo aquí el post en partes, que me está quedando bastante gordito. La semana que viene terminaré de explicar, no solo cómo, sino también por qué funcionan las centrales nucleares, y abordaré el caso concreto de Fukushima y me hartaré de dar hostias a la raza humana.
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lunes, 14 de marzo de 2011
Hay que ver, hace que no escribo aquí la hostia, y el caso es que sí que leo posts y comentarios, y ha tenido que salir la jodía Mjjulieta que si el Rebi tal y el rebi cual... y me ha entrado añoranza.
La verdad es que han pasado cosas, y por eso siempre que me voy a poner a escribir algo me da perecica (amén de que ahora, en mi curro... se curra), la verdad, además que esto está tan científico que venir yo aquí con mis polladas tipo ESTO, pues casi que me da corte, y no nos engañemos, yo no estoy suficientemente informado como para hablar de ciencia, política, dildos ni ná de eso (nunca pensaría que alguien no está suficientemente informado como para hablar de dildos, pero, joer, es que el hombre malo tiene un mastery que da miedín).
El caso es que sí que pienso en postear como demuestra la siguiente imagen pantalleada de mi mail:
Y es que yo solo uso los borradores del mail para guardar futuros posts, así que tengo 73 esperando.
Pero bueno, valor y al toro, cuando eso llegue a los 75 posts en borrador me pondré a ellou (a ver, que podría empezar ahora, pero oye, a lo mejor en esos dos borradores restantes se me ocurre la cura contra el cancer y tampoco vamos a privar a la humanidad de eso, ¿no?).
Por cierto, aquí hay un momento paradoja... cuando esté escribiendo el post en borrador número 75 tendré que ponerlo en el blog, pero como tendré que ponerlo en el blog no lo pondré en borradores con lo que no habrá 74 posts en borrador... a menos que no lo ponga y lo ponga en borradores en cuyo caso ... en fin, que eso que nos vemos.
.
La verdad es que han pasado cosas, y por eso siempre que me voy a poner a escribir algo me da perecica (amén de que ahora, en mi curro... se curra), la verdad, además que esto está tan científico que venir yo aquí con mis polladas tipo ESTO, pues casi que me da corte, y no nos engañemos, yo no estoy suficientemente informado como para hablar de ciencia, política, dildos ni ná de eso (nunca pensaría que alguien no está suficientemente informado como para hablar de dildos, pero, joer, es que el hombre malo tiene un mastery que da miedín).
El caso es que sí que pienso en postear como demuestra la siguiente imagen pantalleada de mi mail:
Y es que yo solo uso los borradores del mail para guardar futuros posts, así que tengo 73 esperando.
Pero bueno, valor y al toro, cuando eso llegue a los 75 posts en borrador me pondré a ellou (a ver, que podría empezar ahora, pero oye, a lo mejor en esos dos borradores restantes se me ocurre la cura contra el cancer y tampoco vamos a privar a la humanidad de eso, ¿no?).
Por cierto, aquí hay un momento paradoja... cuando esté escribiendo el post en borrador número 75 tendré que ponerlo en el blog, pero como tendré que ponerlo en el blog no lo pondré en borradores con lo que no habrá 74 posts en borrador... a menos que no lo ponga y lo ponga en borradores en cuyo caso ... en fin, que eso que nos vemos.
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lunes, 7 de marzo de 2011
Mi ángel de la guarda es un cachondo
Pese a que todos soñemos cuando dormimos, yo soy de esas personas que no recuerdan nunca lo que han soñado. Y mira que me jode, porque estoy seguro que con este cacho membrillo que tengo sobre los hombros, a tope de power en fase rem y babeando la almohada, soy capaz de presagiar la ubicación de gente desaparecida y cosas así...
Hoy, no obstante, he sido capaz de recordar lo que he soñado y he decidido escribirlo aquí antes de que se me olvide, porque ha sido tan flipante como preocupante.
Los nazis vienen y en un bombardeo aéreo me ponen la casa en órbita. Así, para empezar. Me alegro por dos cosas; una, me lo cubre el seguro de la hipoteca. Dos, yo no estaba dentro. Pero claro, luego caigo en que no tengo dónde dormir, y me entra la bajona. Me pongo a llamar amigos a ver si alguno me adopta un par de días.
Por suerte mi buen amigo Burt Reynolds -que vive en el barrio- me deja su casa de la playa, ya que él va a estar haciendo carreras ilegales. Ah, el bueno de Burt (la casa es cojonuda, pero está llena de pelos de bigote por todas partes)...
Cuando intento meterme en la cama, resulta que hay dentro una negra gorda con cresta y piercings durmiendo. No me preguntéis por qué, pero mi mayor preocupación entonces es meterme yo también intentando no despertarla. Y la despierto. Pero no pasa nada, porque nos hacemos amigos enseguida viendo películas de Tony Curtis.
Sin venir a cuento y no sabiendo muy bien cómo, la negra gorda con cresta y yo descubrimos un complot de una raza alienígena de robots que planean invadir la tierra para arrebatarnos el secreto de la reproducción mamífera. Y no sólo eso: subrepticiamente el gobierno de España les ha estado vendiendo armamento a tal efecto, por lo que nos abducen con chopos CETME.
No sé qué es de la gorda, pero a mí me obligan a copular con Natalia Verbeke, lo cual no está mal, de no ser porque descubro que es una réplica terminator cuando compruebo que tiene el chocho frío y le sabe a tres en uno.
Y sonó el despertador.
Así que no sé si quiero seguir recordando mis sueños, o si le pasa algo a mi cabeza para soñar estas mierdas, o si es grave doctor, o si vender los derechos para hacer una peli. Ahí os dejo eso.
Hala, majetes.
Hoy, no obstante, he sido capaz de recordar lo que he soñado y he decidido escribirlo aquí antes de que se me olvide, porque ha sido tan flipante como preocupante.
Los nazis vienen y en un bombardeo aéreo me ponen la casa en órbita. Así, para empezar. Me alegro por dos cosas; una, me lo cubre el seguro de la hipoteca. Dos, yo no estaba dentro. Pero claro, luego caigo en que no tengo dónde dormir, y me entra la bajona. Me pongo a llamar amigos a ver si alguno me adopta un par de días.
Por suerte mi buen amigo Burt Reynolds -que vive en el barrio- me deja su casa de la playa, ya que él va a estar haciendo carreras ilegales. Ah, el bueno de Burt (la casa es cojonuda, pero está llena de pelos de bigote por todas partes)...
Cuando intento meterme en la cama, resulta que hay dentro una negra gorda con cresta y piercings durmiendo. No me preguntéis por qué, pero mi mayor preocupación entonces es meterme yo también intentando no despertarla. Y la despierto. Pero no pasa nada, porque nos hacemos amigos enseguida viendo películas de Tony Curtis.
Sin venir a cuento y no sabiendo muy bien cómo, la negra gorda con cresta y yo descubrimos un complot de una raza alienígena de robots que planean invadir la tierra para arrebatarnos el secreto de la reproducción mamífera. Y no sólo eso: subrepticiamente el gobierno de España les ha estado vendiendo armamento a tal efecto, por lo que nos abducen con chopos CETME.
No sé qué es de la gorda, pero a mí me obligan a copular con Natalia Verbeke, lo cual no está mal, de no ser porque descubro que es una réplica terminator cuando compruebo que tiene el chocho frío y le sabe a tres en uno.
Y sonó el despertador.
Así que no sé si quiero seguir recordando mis sueños, o si le pasa algo a mi cabeza para soñar estas mierdas, o si es grave doctor, o si vender los derechos para hacer una peli. Ahí os dejo eso.
Hala, majetes.
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lunes, 28 de febrero de 2011
Valeriy, Boris y Alexei
Qué hartazgo, por Dios, verme una y otra vez hablando de la zafia y vil naturaleza del ser humano. Sobre todo el de derechas -y los casados, esos son los peorcitos-. Es cierto. De modo que hoy voy a intentar hablaros de todo lo contrario, y de las excepcionales condiciones que han de darse para que vosotros, vil escoria, podáis sacar lo mejor de vosotros mismos.
Bienvenidos a Pripyat. Encantadora ciudad que toma su nombre del río que lo atraviesa, al norte de Ucrania, oblast de Kiev. Sus suelos son fértiles y su clima templado; y a día de hoy siguen siéndolo, aunque arrastren el peor veneno que nunca jamás nadie imaginó. Algunos ya sabréis sobre qué voy a hablaros, otros estaréis con cara de vaca rumiando mientras ve pasar el tren. Seguro que caéis en cuanto os hable de la zona de alienación Chernóbil (desaconsejo la búsqueda de material gráfico, internet y morbo van por definición de la manita). La ciudad fué construida como dormitorio para las familias de los trabajadores de la central nuclear V.I. Lénin, a diez kilómetros de distancia, llegó a tener más de cuarenta mil habitantes, y en la Unión Soviética se la conocía como "la ciudad del futuro".
La noche del 26 de Abril de 1986, y con la intención de aumentar la seguridad en la planta, los ingenieros quisieron probar los límites de las turbinas de vapor antes de detenerse completamente. El vapor se obtiene del agua pura que pasa por unas barras de dióxido de uranio, y este proceso se controla y contrarresta con otras barras de boro (una especie de sistema acelerador/freno), todo ello envuelto en toneladas de grafito.
Existe un fenómeno llamado "envenenamiento por xenón" en el caso de que la interacción del uranio no sea de una cierta magnitud. Pese al nombre del término, esto no es necesariamente malo: símplemente se produce demasiado gas xenón (neutrones a go-gó) y han de pasar un par de días hasta que su nivel en el núcleo descienda y sea posible de nuevo la fisión atómica y el reactor pueda ponerse nuevamente en marcha. Para evitar este efecto, los ingenieros desconetaron todos los protocolos de seguridad y el control automático del núcleo del reactor.
No se produjo xenón, pero en ese juego de embrague/acelerador con el que los ingenieros quisieron mantener despierto al reactor, la potencia generada fue tal que las barras de boro se deformaron por la temperatura: el coche iba sin frenos. En lugar del xenón hubo tal concentración de hidrógeno, que la presión hizo que toda la cubierta de cien toneladas del reactor número cuatro volara por los aires. No fué una explosión atómica, ni una gran bola de fuego que lo iluminara todo, nada tan espectacular. Símplemente acumulación de gases. 31 muertos.
El núcleo del reactor quedó en contacto con el aire. Toneladas de magma en estado de fisión a 2500 grados centígrados en su superficie devorándolo todo. Los bomberos militares de la base pidieron ayuda a los bomberos de Kiev para controlar el incendio e impedir que se propagase a los demás reactores. Lo lograron, pero el foco, evidentemente, era incontrolable. El calor en el pozo del reactor cuatro creaba un efecto chimenea que disparaba polvo radiactivo a un kilómetro de altura.
A partir de este punto es difícil hablar del número de muertos que el accidente causó, causa, y sigue causando. Para que os hagáis una idea, un ser humano adulto puede absorber aproximadamente 2 Roentgens de radiación al año. En la central en ese momento los bomberos estuvieron expuestos a unos 1500. La ciudad de Pripyat no se evacuó hasta tres días más tarde. Los que se negaron a abandonar sus hogares murieron esa misma semana.
El 1 de Mayo, lejos de ser consecuentes, las autoridades comunicaban que la situación estaba bajo control y que el peligro había pasado, e invitaban a todo el país a salir a la calle a celebrar la fiesta del primero de Mayo. En Kiev, a 100 kilómetros de Pripyat, hoy se habla de aquella celebración como "el desfile de la muerte". El responsable del comité se suicidó un año después.
Mientras, en la central de Chernóbil el gobierno movilizó a miles de soldados para, ataviados con unos simples guantes y unas máscaras de tela, limpiar de polvo radiactivo los alrededores de Pripyat y sacrificar a todos los animales de la zona, salvajes o no (pelaje + polvo radiactivo = chungo). A estos trabajadores se les llamo "liquidadores". Algunos se imaginaban lo que estaba pasando, la gran mayoría no, pero el gobierno te cambiaba los dos años de servicio militar por tan sólo dos días de trabajo allí.
No obstante, lo peor no había pasado. El magma del reactor estaba comenzando a filtrarse hacia abajo, devorando la estructura que lo contenía. Bajo el recipiente del reactor estaban las piscinas de agua que desalojaban el material residual de los reactores. Todo el sistema automático de drenaje quedó inutilizado en la explosión. Si el magma entraba en contacto con el agua (hidrógeno y oxígeno) nos enfrentabamos a una reacción en los demás reactores, y una explosión cientos de veces superior a la de Hiroshima. Además, la polución nuclear dejaría de ser una columna de polvo de un kilómetro de altura. Las reservas de agua subterráneas, los ríos y finalmente los mares se verían contaminados. Toda Europa sería un cementerio en cuestión de unos pocos meses y, aún a día de hoy, no sabemos cuáles habrían sido las consecuencias a escala planetaria.
Lo repetiré: Toda Europa sería un cementerio en cuestión de unos pocos meses.
A diferencia de los primeros liquidadores, hubo tres hombres que entendieron esto perfectamente, que eran plenamente conscientes de la situación allí. Sobre ellos no se han hecho películas en Hollywood, ni nada por el estilo. Sus nombres ni si quiera nos resultan familiares. Y, sin embargo, se sumergieron en lo que a día de hoy es su tumba, sabiendo que no había ninguna posibilidad de sobrevivir a aquello, para salvar millones de vidas. Valeriy Bezpalov, Boris Baranov y Alexei Ananenko se sumergieron en aquella piscina de ácido nuclear para, contra todo pronóstico, conseguir abrir las esclusas de evacuación y verter todo el agua hacia los depósitos exteriores preparados para recoger todo el material radioactivo. A día de hoy sus cadáveres, de un modo u otro, siguen ahí. Probablemente les debáis la vida y, al igual que yo hasta hace un tiempo, ni si quiera lo sabíais.
Cuando fuera de la Unión Soviética empezaron a medirse niveles de radiactividad por encima de lo normal, el mundo entero miró en dirección a la Unión Soviética en lo que hasta ahora ha debido de ser el WTF!? más jodidamente épico de la historia de la raza humana. El desastre ya no podía seguir ocultándose (hoy día los casos de cáncer en el Este de Francia y el Norte de Italia siguen siendo cincuenta veces más frecuentes a lo normal). Hans Blix, por aquel entonces responsable del Organismo Internacional de Energía Atómica, fue el primer occidental "invitado" por Gorbachov para analizar la situación. Dentro y fuera de la Unión hubo que hacer pública y transparente la situación de Pripyat y la planta de Chernóbil.
La población entera de Pripyat se encontraba en estado latente en varios hospitales de Moscú, algunos siendo víctimas de horribles afecciones tumorales, espina bífida y quemaduras inexplicables que ulceraban la carne hasta los huesos.
Había que sellar la central de Chernóbil. Se proyectó lo que finalmente sería "el sarcófago", una estructura de hormigón y acero que cubriría el complejo. Sin embargo, una vez allí, los ingenieros vieron que la superficie de la central se encontraba cubierta de escombros radiactivos, gran parte de ellos bloques de grafito despedidos del núcleo del reactor. Era imperativo que todo aquel material fuera devuelto al pozo del reactor antes de comenzar la construcción del sarcófago.
Se desplegaron robots que empujasen los escombros desde los tejados, pero la apabullante radiación fundió sus circuitos en tan sólo dos días: habría que hacerlo a mano. Miles de soldados y voluntarios confeccionaron ellos mismos con plomo trajes que llegaban a pesar 30 kilos, y trabajaron en los tejados de Chernóbil en turnos de cuarenta segundos, lo suficiente para lanzar un par de paletadas de escombros o arrojar con las manos algún fragmento de grafito. Varias veces al día. Según sus propias descripciones, en aquellos tejados podías sentir cómo te ardían los ojos, miles de alfileres se te clavaban en la cara y por algún motivo ni si quiera podían oír sus propios dientes cuando los hacían chocar abriendo y cerrando la boca. Hicieron su trabajo en un tiempo récord y en condiciones extremas. Sin políticos, mentiras ni generales que les dijesen lo que hacer, se hicieron llamar "biorobots". A día de hoy pocos superan la cincuentena, pero todos tienen la forma física de unanciano moribundo.
En esta foto, tomada por Igor Kostin, podéis ver a los biorobots en el tejado de la central. Las manchas blancas en la parte inferior de la fotografía fueron causadas por el pulso radiactivo que les golpeaba desde el interior del nucleo bajo ellos y que afectó los negativos de Igor. Como podréis observar a simple vista, sus trajes eran de todo menos perfectos para trabajar en semejantes condiciones.
La construcción del sarcófago costó 23.000.000.000 (vintitrés mil millones) de rublos. Por aquél entonces el rublo tenía un valor similar al del dólar, con la diferencia de que el salario mensual medio en la Unión era de 180 rublos. Hay quien dice que esto fue probablemente la gota que colmó el vaso para la ya maltrecha y corrupta Unión Soviética.
A día de hoy la ciudad de Pripyat es un cementerio fantasma. Se puede visitar de forma segura durante unas horas, pero la radiación beta ya se encuentra a veinte centímetros de profundidad bajo el suelo: es absolutamente irrecuperable, y lo seguirá siendo durante más de 20.000 años. El sarcófago empieza a mostrar serios desperfectos y es necesario sustituirlo.
Las naciones unidas proyectaron un fondo para la creación, a treinta años vista, de un segundo sarcófago que cubriese el primero. Han pasado 25 y, pese a estar totalmente planificado y en manos de dos empresas francesas, la puesta en marcha de su construcción lleva ya diez meses de retraso, y a día de hoy la arruinada Ucrania es absolutamente incapaz de hacer nada salvo rezar.
Cien mil voluntarios muertos, cuatrocientos mil afectados, Valeriy, Boris y Alexei -amén de otros dos millones de víctimas- merecen algo más. Digo yo.
**A modo de breve actualización, y gracias al apunte del ladino-aunque-majo E.Martin en los comentarios, mencionar también a los pilotos y trabajadores que hicieron su parte desde los helocópteros los primeros días de la catástrofe, sobre el epicentro de la columna de calor que disparaba aire y polvo contaminados a 180 grados centígrados (y, también, miles de Roentgens), y que arrojaron, a veces incluso con sus propias manos, arcilla, plomo, dolomita y boro sobre la caldera del reactor para eliminar y paliar en lo posible el incombustible incendio atómico del núcleo.
Respecto a las fuentes energéticas alternativas, existen muchas, y todas costosas. La energía nuclear tal y como la utilizamos hoy en día es viable si también entendemos como tal -viable- la asunción de riesgos que supone. No todos estamos dispuestos a hacerlo. Hemos hecho un uso prematuro e infantil de un recurso en el que no se ha puesto ningún énfasis en su uso responsable. Hoy empezamos a discernir modos (también costosos) de utilizar el poder del átomo de forma segura y limpia, pero probablemente no los veremos en funcionamiento hasta el 2022.
Os dejo las últimas palabras de Carl Sagan en su serie de documentales Cosmos respecto a la responsabilidad de usar estos recursos. Si pudiese ver hacia dónde nos estamos encaminando, probablemente se volvería a la tumba él solito.
Bienvenidos a Pripyat. Encantadora ciudad que toma su nombre del río que lo atraviesa, al norte de Ucrania, oblast de Kiev. Sus suelos son fértiles y su clima templado; y a día de hoy siguen siéndolo, aunque arrastren el peor veneno que nunca jamás nadie imaginó. Algunos ya sabréis sobre qué voy a hablaros, otros estaréis con cara de vaca rumiando mientras ve pasar el tren. Seguro que caéis en cuanto os hable de la zona de alienación Chernóbil (desaconsejo la búsqueda de material gráfico, internet y morbo van por definición de la manita). La ciudad fué construida como dormitorio para las familias de los trabajadores de la central nuclear V.I. Lénin, a diez kilómetros de distancia, llegó a tener más de cuarenta mil habitantes, y en la Unión Soviética se la conocía como "la ciudad del futuro".
La noche del 26 de Abril de 1986, y con la intención de aumentar la seguridad en la planta, los ingenieros quisieron probar los límites de las turbinas de vapor antes de detenerse completamente. El vapor se obtiene del agua pura que pasa por unas barras de dióxido de uranio, y este proceso se controla y contrarresta con otras barras de boro (una especie de sistema acelerador/freno), todo ello envuelto en toneladas de grafito.
Existe un fenómeno llamado "envenenamiento por xenón" en el caso de que la interacción del uranio no sea de una cierta magnitud. Pese al nombre del término, esto no es necesariamente malo: símplemente se produce demasiado gas xenón (neutrones a go-gó) y han de pasar un par de días hasta que su nivel en el núcleo descienda y sea posible de nuevo la fisión atómica y el reactor pueda ponerse nuevamente en marcha. Para evitar este efecto, los ingenieros desconetaron todos los protocolos de seguridad y el control automático del núcleo del reactor.
No se produjo xenón, pero en ese juego de embrague/acelerador con el que los ingenieros quisieron mantener despierto al reactor, la potencia generada fue tal que las barras de boro se deformaron por la temperatura: el coche iba sin frenos. En lugar del xenón hubo tal concentración de hidrógeno, que la presión hizo que toda la cubierta de cien toneladas del reactor número cuatro volara por los aires. No fué una explosión atómica, ni una gran bola de fuego que lo iluminara todo, nada tan espectacular. Símplemente acumulación de gases. 31 muertos.
El núcleo del reactor quedó en contacto con el aire. Toneladas de magma en estado de fisión a 2500 grados centígrados en su superficie devorándolo todo. Los bomberos militares de la base pidieron ayuda a los bomberos de Kiev para controlar el incendio e impedir que se propagase a los demás reactores. Lo lograron, pero el foco, evidentemente, era incontrolable. El calor en el pozo del reactor cuatro creaba un efecto chimenea que disparaba polvo radiactivo a un kilómetro de altura.
A partir de este punto es difícil hablar del número de muertos que el accidente causó, causa, y sigue causando. Para que os hagáis una idea, un ser humano adulto puede absorber aproximadamente 2 Roentgens de radiación al año. En la central en ese momento los bomberos estuvieron expuestos a unos 1500. La ciudad de Pripyat no se evacuó hasta tres días más tarde. Los que se negaron a abandonar sus hogares murieron esa misma semana.
El 1 de Mayo, lejos de ser consecuentes, las autoridades comunicaban que la situación estaba bajo control y que el peligro había pasado, e invitaban a todo el país a salir a la calle a celebrar la fiesta del primero de Mayo. En Kiev, a 100 kilómetros de Pripyat, hoy se habla de aquella celebración como "el desfile de la muerte". El responsable del comité se suicidó un año después.
Mientras, en la central de Chernóbil el gobierno movilizó a miles de soldados para, ataviados con unos simples guantes y unas máscaras de tela, limpiar de polvo radiactivo los alrededores de Pripyat y sacrificar a todos los animales de la zona, salvajes o no (pelaje + polvo radiactivo = chungo). A estos trabajadores se les llamo "liquidadores". Algunos se imaginaban lo que estaba pasando, la gran mayoría no, pero el gobierno te cambiaba los dos años de servicio militar por tan sólo dos días de trabajo allí.
No obstante, lo peor no había pasado. El magma del reactor estaba comenzando a filtrarse hacia abajo, devorando la estructura que lo contenía. Bajo el recipiente del reactor estaban las piscinas de agua que desalojaban el material residual de los reactores. Todo el sistema automático de drenaje quedó inutilizado en la explosión. Si el magma entraba en contacto con el agua (hidrógeno y oxígeno) nos enfrentabamos a una reacción en los demás reactores, y una explosión cientos de veces superior a la de Hiroshima. Además, la polución nuclear dejaría de ser una columna de polvo de un kilómetro de altura. Las reservas de agua subterráneas, los ríos y finalmente los mares se verían contaminados. Toda Europa sería un cementerio en cuestión de unos pocos meses y, aún a día de hoy, no sabemos cuáles habrían sido las consecuencias a escala planetaria.
Lo repetiré: Toda Europa sería un cementerio en cuestión de unos pocos meses.
A diferencia de los primeros liquidadores, hubo tres hombres que entendieron esto perfectamente, que eran plenamente conscientes de la situación allí. Sobre ellos no se han hecho películas en Hollywood, ni nada por el estilo. Sus nombres ni si quiera nos resultan familiares. Y, sin embargo, se sumergieron en lo que a día de hoy es su tumba, sabiendo que no había ninguna posibilidad de sobrevivir a aquello, para salvar millones de vidas. Valeriy Bezpalov, Boris Baranov y Alexei Ananenko se sumergieron en aquella piscina de ácido nuclear para, contra todo pronóstico, conseguir abrir las esclusas de evacuación y verter todo el agua hacia los depósitos exteriores preparados para recoger todo el material radioactivo. A día de hoy sus cadáveres, de un modo u otro, siguen ahí. Probablemente les debáis la vida y, al igual que yo hasta hace un tiempo, ni si quiera lo sabíais.
Cuando fuera de la Unión Soviética empezaron a medirse niveles de radiactividad por encima de lo normal, el mundo entero miró en dirección a la Unión Soviética en lo que hasta ahora ha debido de ser el WTF!? más jodidamente épico de la historia de la raza humana. El desastre ya no podía seguir ocultándose (hoy día los casos de cáncer en el Este de Francia y el Norte de Italia siguen siendo cincuenta veces más frecuentes a lo normal). Hans Blix, por aquel entonces responsable del Organismo Internacional de Energía Atómica, fue el primer occidental "invitado" por Gorbachov para analizar la situación. Dentro y fuera de la Unión hubo que hacer pública y transparente la situación de Pripyat y la planta de Chernóbil.
La población entera de Pripyat se encontraba en estado latente en varios hospitales de Moscú, algunos siendo víctimas de horribles afecciones tumorales, espina bífida y quemaduras inexplicables que ulceraban la carne hasta los huesos.
Había que sellar la central de Chernóbil. Se proyectó lo que finalmente sería "el sarcófago", una estructura de hormigón y acero que cubriría el complejo. Sin embargo, una vez allí, los ingenieros vieron que la superficie de la central se encontraba cubierta de escombros radiactivos, gran parte de ellos bloques de grafito despedidos del núcleo del reactor. Era imperativo que todo aquel material fuera devuelto al pozo del reactor antes de comenzar la construcción del sarcófago.
Se desplegaron robots que empujasen los escombros desde los tejados, pero la apabullante radiación fundió sus circuitos en tan sólo dos días: habría que hacerlo a mano. Miles de soldados y voluntarios confeccionaron ellos mismos con plomo trajes que llegaban a pesar 30 kilos, y trabajaron en los tejados de Chernóbil en turnos de cuarenta segundos, lo suficiente para lanzar un par de paletadas de escombros o arrojar con las manos algún fragmento de grafito. Varias veces al día. Según sus propias descripciones, en aquellos tejados podías sentir cómo te ardían los ojos, miles de alfileres se te clavaban en la cara y por algún motivo ni si quiera podían oír sus propios dientes cuando los hacían chocar abriendo y cerrando la boca. Hicieron su trabajo en un tiempo récord y en condiciones extremas. Sin políticos, mentiras ni generales que les dijesen lo que hacer, se hicieron llamar "biorobots". A día de hoy pocos superan la cincuentena, pero todos tienen la forma física de unanciano moribundo.
En esta foto, tomada por Igor Kostin, podéis ver a los biorobots en el tejado de la central. Las manchas blancas en la parte inferior de la fotografía fueron causadas por el pulso radiactivo que les golpeaba desde el interior del nucleo bajo ellos y que afectó los negativos de Igor. Como podréis observar a simple vista, sus trajes eran de todo menos perfectos para trabajar en semejantes condiciones.
La construcción del sarcófago costó 23.000.000.000 (vintitrés mil millones) de rublos. Por aquél entonces el rublo tenía un valor similar al del dólar, con la diferencia de que el salario mensual medio en la Unión era de 180 rublos. Hay quien dice que esto fue probablemente la gota que colmó el vaso para la ya maltrecha y corrupta Unión Soviética.
A día de hoy la ciudad de Pripyat es un cementerio fantasma. Se puede visitar de forma segura durante unas horas, pero la radiación beta ya se encuentra a veinte centímetros de profundidad bajo el suelo: es absolutamente irrecuperable, y lo seguirá siendo durante más de 20.000 años. El sarcófago empieza a mostrar serios desperfectos y es necesario sustituirlo.
Las naciones unidas proyectaron un fondo para la creación, a treinta años vista, de un segundo sarcófago que cubriese el primero. Han pasado 25 y, pese a estar totalmente planificado y en manos de dos empresas francesas, la puesta en marcha de su construcción lleva ya diez meses de retraso, y a día de hoy la arruinada Ucrania es absolutamente incapaz de hacer nada salvo rezar.
Cien mil voluntarios muertos, cuatrocientos mil afectados, Valeriy, Boris y Alexei -amén de otros dos millones de víctimas- merecen algo más. Digo yo.
**A modo de breve actualización, y gracias al apunte del ladino-aunque-majo E.Martin en los comentarios, mencionar también a los pilotos y trabajadores que hicieron su parte desde los helocópteros los primeros días de la catástrofe, sobre el epicentro de la columna de calor que disparaba aire y polvo contaminados a 180 grados centígrados (y, también, miles de Roentgens), y que arrojaron, a veces incluso con sus propias manos, arcilla, plomo, dolomita y boro sobre la caldera del reactor para eliminar y paliar en lo posible el incombustible incendio atómico del núcleo.
Respecto a las fuentes energéticas alternativas, existen muchas, y todas costosas. La energía nuclear tal y como la utilizamos hoy en día es viable si también entendemos como tal -viable- la asunción de riesgos que supone. No todos estamos dispuestos a hacerlo. Hemos hecho un uso prematuro e infantil de un recurso en el que no se ha puesto ningún énfasis en su uso responsable. Hoy empezamos a discernir modos (también costosos) de utilizar el poder del átomo de forma segura y limpia, pero probablemente no los veremos en funcionamiento hasta el 2022.
Os dejo las últimas palabras de Carl Sagan en su serie de documentales Cosmos respecto a la responsabilidad de usar estos recursos. Si pudiese ver hacia dónde nos estamos encaminando, probablemente se volvería a la tumba él solito.
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sábado, 19 de febrero de 2011
P.I.P.I.
He tardado treinta y cuatro años en completar un exaustivo estudio sobre lo que he venido en llamar "Personalidades integradas por peligrosidad idiótica", o P.I.P.I.
El P.I.P.I. abarca a la totalidad de la población mundial con dos claras excepciones: los integrantes de este blog y usted, distinguido lector. Todos los demás están cubiertos por el P.I.P.I. y son potencialmente perniciosos en este órden:
6.- Imbéciles.
5.- Imbéciles torpes.
4.- Hijos de puta.
3.- Imbéciles bienintencionados.
2.- Imbéciles hijos de puta.
1.- Imbéciles motivados.
El P.I.P.I. abarca a la totalidad de la población mundial con dos claras excepciones: los integrantes de este blog y usted, distinguido lector. Todos los demás están cubiertos por el P.I.P.I. y son potencialmente perniciosos en este órden:
6.- Imbéciles.
5.- Imbéciles torpes.
4.- Hijos de puta.
3.- Imbéciles bienintencionados.
2.- Imbéciles hijos de puta.
1.- Imbéciles motivados.
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jueves, 17 de febrero de 2011
The Texas Dildo War: cambiando las reglas del juego
Solemos pensar en lo que nos rodea de una manera lineal, como en una simple concatenación de acciones y reacciones, problemas y soluciones, aritmética pura. Si entre A y B existe un obstáculo C, la solución idónea sera D, que atraviesa el problema. Y si bien el enfoque lineal suele servir a nuestros propósitos, muchas veces nos aboca a esfuerzos innecesarios y a imposibilidades prácticas. A veces resulta mas eficiente y económico rodear la montaña que abrir un túnel.
Los grandes políticos y estadistas son conocidos por saber cuando rodear la montaña o incluso quedarse a vivir en ella, en lugar de dejarse la vida intentando abrir un túnel. El padre de la patria turca, Mustafá Kemal Attaturk, en lugar de prohibir el velo que veía como un atraso, lo hizo obligatorio... para las prostitutas. Pronto ninguna mujer decente se dejaría ver con uno puesto. Attaturk redefinió el velo y se ahorró los quebraderos de cabeza que la medida directa, lineal, le habría acarreado.
A este tipo de medídas George Lakoff las llama "reenmarcados" y originalmente fueron el sello de identidad de los legisladores progresistas, pero llevan un par de décadas siendo el arma favorita de los más conservadores. Y de eso va el post de hoy.
Imagínate que eres una mujer (supongo que a muchos no os costará porque lo sois o porque jugáis a serlo de vez en cuando). Vuelves a casa de noche y un tipo te pone una navaja al cuello y te dice que como te resistas te mata. Tu, aterrorizada, le haces caso. Y te viola.
O quizás es tu marido el que se impone a ti y sabedora de lo que puede pasar no se lo impides. Y te viola.
O tu jefe usa la amenaza directa de despido...
O estas muy borracha después de una noche de fiesta...
Imagínate que te quedas embarazada.
En Estados Unidos, la sentencia del tribunal Supremo en el caso de 1973 Roe vs Wade te garantiza el derecho a abortar. Esta sentencia, o mejor dicho anularla, lleva siendo el Santo Grial de la derecha conservadora americana desde el momento en que se dictó. Y mientras tanto, de lo que se trata es de obstaculizar ese derecho en la medida de lo posible. Por ejemplo, prohibiendo que se pudiesen usar fondos públicos para pagar abortos.
Luego vino la medida que prohibía a las aseguradoras cubrir el coste de un aborto, en tanto el coste del seguro medico supone una desgravación fiscal y por tanto una suerte de subvención pública. No puede uno dejar de reírse aunque sea un poquito por lo torticero de la maniobra; dichas desgravaciones son obra de esos mismos políticos, cuando se ponen el traje neoliberal.
Pero siempre ha habido dos excepciones a dichas enmiendas: la violación y el incesto. Y por mucho que uno se oponga al aborto, en tanto no lo ilegalices resulta difícil negarle el acceso a una víctima de violación. ¿Que hacer? ¿Como salvar ese obstáculo?
Redefiniendo la violación.
Este tipo es Chris Smith. Su propuesta de ley, que anda todavía dando vueltas (ha recibido algún revés pero está lejos de ser derrotada) pretende redefinir lo que realmente es violación y lo que no a efectos de poder optar a fondos públicos que paguen por tu aborto. Para el, una mujer ha sido realmente violada si ha opuesto resistencia. Mucha resistencia física. Decir "no" no cuenta. Llorar y pedir ayuda mientras ocurre tampoco. Ser menor de edad no cuenta. Ni ser disminuida psíquica o física. Tienes que luchar. Y perder.
Estaréis pensando que hace falta ser un hijo de puta muy cabrón para presentar una ley así y estaréis en lo cierto, pero tenéis que entender que esto no es un ataque directo a los derechos de la mujer ni un intento por volver a los tiempos en que la carga de este delito recaía enteramente en la mujer. No. Eso es solo un efecto colateral. Una consecuencia de un intento torticero y malsano por salvar el obstáculo que es Roe Vs Wade. No tratando de hacer un túnel, sino rodeándolo y dejándolo sin efecto.
Imagínate que eres homosexual en Irán. O en Arabia Saudi. O en Uganda
Uganda, un maravilloso país, rico y fertil pero con una historia de violencia reciente que incluye gastronomía antropofaga y esposas presidenciales desmembradas engordando cocodrilos. Un país donde la homosexualidad no solo es ilegal, sino que la reincidencia puede acarrearte la pena de muerte. Donde pastores evangélicos con fuertes lazos con América reclaman desde el púlpito la exterminación de quien se desvié del estrecho camino que marcan.
Imagínate que un día una turba alentada por uno de esos pastores quema tu casa, que tu novia y tu tenéis que salir huyendo, escapar del país so pena de ser las siguientes. Imaginate que llegas a Londres, o a Nueva York y pides asilo.
Imagínate que un Juez te pregunta si conoces a Ellen DeGeneres. O que le nombres las revistas que sueles leer. O que cuestione si tu apariencia es demasiado femenina. Imagínate que deniega tu solicitud de asilo y dicte tu deportación a Uganda por juzgar que no eres lo que la sociedad occidental (el) considera una lesbiana.
Esta es Brenda Namigadde y no se tiene que imaginar nada porque le pasó justo eso. De hecho, estaba en un centro de reportación británico cuando la presión de ciertos activistas lograron aplazar el cumplimiento de la sentencia. No anular, solo aplazar. Y todo mientras ministros del gobierno Ugandes avisaban que o "abandonaba sus perversas maneras" o sería encarcelada según aterrizase en su país. Las amenazas del gobierno de tu país prueban menos tu condición de perseguida que conocer la revista Shangay.
No hablamos de un caso aislado. El 99% de las peticiones de asilo que se piden en EEUU o el Reino Unido por causa de persecución homofoba son rechazadas. En un 99% de los casos, se juzga a hombres y mujeres como no lo suficientemente homosexuales. Se les juzga capaces de decir que son homosexuales y arriesgarse a ser encarcelados o morir solo para conseguir la residencia. Y a la vez se definen las bases legales para decidir lo que es un homosexual y lo que no.
No, hoy no pinto nada aqui.
Pero como el post no ha tenido mucha gracia, me han pedido que salga para alegraros un poco el día.
Se que soy la imagen favorita de este blog.
Pero como el post no ha tenido mucha gracia, me han pedido que salga para alegraros un poco el día.
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lunes, 14 de febrero de 2011
Hace siete años que me dabas la vida inclinada sobre mí, haciendo que el sol de tu ventana pintase mi vida de avellana al atravesar el filtro de tu pelo de zarzas y besos. Esos besos.
Hiciste que haya que estar loco para querer ser feliz. Qué triste me dejaste tirar el corazón al vertedero de tus calles, pero qué loco me mantuve convertido en piedra.
No la hubo mejor. Maldito día.
Hiciste que haya que estar loco para querer ser feliz. Qué triste me dejaste tirar el corazón al vertedero de tus calles, pero qué loco me mantuve convertido en piedra.
No la hubo mejor. Maldito día.
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