Leer la prensa en Agosto no está tan mal cuando te das un garbeo por algunas alternativas blogueras y comparas. Y es que, como bien dicen los ayatolás del mancheguismo surrealista, hijo de puta hay que decirlo más. Por cierto, y hablando de mala gente, que el otro día El Hombre Malo y Mr. Daine me acogieron en su opulenta morada para ver 'promesas del Este', peliculoncete estupendo para salvaje lucimiento del amigo Mortensen, que aprovecho para recomendarles a todos si no la vieron ya en su día.
Pero, pese a que a mi hacer el gilipollas me sale grátis, a lo que vengo. Hoy he de retractarme con respecto a Finalboss. Tras mis dos semanas de vacaciones, con descogorce de somier por uso y abuso, y breve visita a Vera (estupenda playa nudista donde todas miraban pero ninguna quería probar), aterricé el lunes pasado de nuevo en la mina, donde me sorprendió de lleno una reforma salvaje de la oficina en la que, por ahorrar costes, nos pusieron a toda la trinchera a mover muebles, tirar tabiques y reubicar puestos de trabajo (hazte informático, decían). Les ahorro los llantos y se lo sintetizo: cagamos raquetas. Y aún tenemos al instalador del suelo rondando con su Icarton para rematar algunas mierdas.
El caso es que Finalboss nos llevó a los cuatro mataos que nos hemos tragado el marronazo a comer el viernes al Txistu. Cierto es que aún con todo le habría salido más caro contratar una cuadrilla para hacer la reforma, pero tampoco es que estuviese obligado al convite, así que de corazón se lo agradezco.
Por cierto, lugar infecto de cien pavos el cubierto, que vive más de su fama de dar de comer a galácticos con mechas que de su cocina o bodega. Alguna botella de vino caliente, servicio deficiente y un feo espantoso cuando nos dijeron que al segundo copazo invitaba la casa y luego no. Cierto es que los copazos fueron aberrantes marmitas repletas de hielo y Hendrick's, que para cuando nos las habíamos tumbado eran ya las seis y media, pero un maître vale lo mismo que su palabra. Perfectamente lo habría cambiado por un Gaztelu (invitación con puro que, por cierto, algún día tendré que devolver a mi encantadora vecina del perro invisible, pero ese es otro tema).
Y que nadie me malinterprete: siempre defenderé que el auténtico gourmet es aquél que sabe comer por igual estrellas Michelín que un bocadillo en papel albal, pero ya voy teniendo una edad y pagar dinero por comer fuera de casa empieza a ser algo en lo que uno pone ciertas espectativas (aunque el dinero lo ponga la empresa, coño).
En fin, que los supervivientes empezamos a debatir si ir a visitar a los niños del ala terminal del hospital o si seguir bebiendo como los cerdos que somos y, efectivamente, estuvimos de juerga con los cetrinos niños calvos hasta las tantas de la madrugada partiéndonos el culo de la risa.
Tal y como están las cosas ahí fuera, está bien reconciliarte con tu trabajo de vez en cuando.
Por último y sin venir a cuento, y como creo que nunca os he dicho lo mucho que me gusta Zakk Wylde, aprovecho para decir que hoy saca disco después de tres años tocándose las barbas, así que si alguien me lo quiere regalar ya sabe.
5 comentarios:
joder,no habrá sitios más majos a los que ir y sin soltar soberano pastizal...
¿Te refieres al Txistu o a la casa del Hombre Malo...?
al txistu,claro, la casa de don porras no creo que sea cara,aunque no dudo de que haya otros sitios mas majos que ese
Lo de peliculoncete supongo que sirve para minimizar lo de estupendo porque "Promesas del este" es una entretenida peli de acción sin más. Lo del baño turco está muy visto y el final era más que previsible porque en las pelis la chica buena nunca se enamora del malo, salvo en las de violencia de género de después de comer.
No es por criticar, es por comentar algo, que parece que en agosto no hay nadie y eso no motiva a escribir más.
¿Zakk Wylde? ¿Zakk Wylde? ¿De qué me suena?
El Txistu es de los de clavadas gordas sí señor, pero ¿matar un HENDRICKS a hielos? Yo también me hubiera ido a beber para olvidar...
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